domingo, 23 de enero de 2011

1. Ruidos

Era mi mejor momento del día, cuando llegaba de trabajar por la tarde y toda la casa estaba vacía; entonces, cogía la merienda, un libro y me iba a relajar al jardín de casa. Eran sólo 45 minutos que tenia para estar sola en casa hasta que mi familia llegara y comenzaran a contar sus anécdotas del día, esto no me molestaba, es más, me gustaba escuchar, pero estos 45 minutos me eran necesarios para cargar las pilas y desconectar del día a día.

Estamos a mediados de Octubre y la temperatura aquí en el norte de España es muy agradable; por el día hace calor, pero no es sofocante y, por la tarde cuando comienza a irse el sol desciende poco a poco la temperatura.

Sentada en la silla del pequeño jardín, tomando un zumo de naranja y unas galletas con trocitos pequeños de chocolate, abrí el libro de Crepúsculo por la página que me había quedado ayer. La saga la había leído unas cinco veces, pero no me cansaba de esa historia de amor. Mi libro favorito es Crepúsculo cuando comienzan a conocerse Edward y Bella, aunque también está muy a la altura Eclipse con el triangulo amoroso y los hombres lobo, bueno, sobretodo Jacob, que penita me da cuando él está enamorado de Bella pero sabe que no puede ser ese amor, suerte que en Amanecer encuentra a su imprenta. Ahora iba por la parte de la prueba de grupo sanguíneo, ella se desmaya y después de salir de la enfermería él la acompaña a casa en coche.

Qué bonito es cuando dos personas comienzan a conocerse y ha darse cuenta que están enamorados; esto es la mejor parte de la relación, porque cuando pasa un tiempo comienzas a ver cosas que te desagradan de esa persona pero sigues pensando que es tu alma gemela, cuando pasa un tiempo más te das cuenta que hay demasiadas cosas que no te gustan de tu pareja, y por último piensas; “¿porqué comencé a tener una relación con él si no me gusta su personalidad?” y, en ese momento, es cuando tienes que dejar la relación. Esta lección la tenia bien aprendida, me había ocurrido unas tres veces y, de la última, todavía me estaba recuperando. Carlos, mi último novio, al principio era un chico encantador y educado, mis amigas decían que era un tío muy serio pero yo les contestaba que era por la edad, él tenía 32 años y yo 23, él veía el mundo de una manera muy madura y nosotras de una forma más infantil. Al final de la relación vi lo que ellas me decían, no es que fuera una persona madura, es que era el tío más aburrido y soso que pueda existir, con modales anticuados y mentalidad un poco machista, hasta en lo que ha sexo se refiere era soso; del misionero no pasaba, alguna vez intenté innovar, pero decía que el 69 era un postura poco elegante para una dama.

Estaba oscureciendo, es lo que no me gustaba de este tiempo, las pocas horas de luz que había en el día. Las letras ya casi no las distinguía, comenzaba hacer frío y del zumo de naranja y las galletas ya no quedaba nada, así que decidí meterme dentro de casa. Dejé el libro en la mesa del comedor y fui a la cocina a dejar el vaso vacio en el lavavajillas, fue entonces escuche un pequeño ruido en el comedor. Miré el reloj, faltaban unos 10 minutos para que llegaran a casa mi madre y mi hermana. Me dirigí al comedor a ver qué era lo que había sucedido y todo estaba normal excepto el libro de Crepúsculo que estaba en el suelo, seguramente lo habría dejado en el filo de la mesa, lo recogí y me tumbé a leer en el sofá.

Estaba leyendo la parte que Bella va a la playa de la Push, conoce a Jacob y las historias de los Quileutes y los fríos, como amo al personaje de Jacob, como amo ese cuerpo moreno y esos ojos negros como la noche sin luna. Él sí que es simpático, con una sonrisa deslumbrante y, segurísimo, que sería original en el sexo. Con estos pensamientos seguro que vuelvo a tener sueños húmedos con Jacob.

Un ruido en el piso de arriba me sacó de mis fantasías, se escuchaba música. Dejé el libro en el sofá y subí las escaleras para ver de dónde venía la melodía. La música provenía del equipo de mi habitación; el pasillo que iba a ella estaba oscuro y se sentía frío, un extraño miedo se apodero de mí, como si mi mente me advirtiera que algo malo había en mi habitación. Si algo no soy es miedica; mi madre me decía que algún día mi valentía me traería dificultades en la vida, que el miedo es una reacción del cuerpo para no meterse en problemas, pero yo le respondía que sin irresponsabilidades la vida no tiene emoción, que es la chispa que hace que no seamos todos como robots (aunque tampoco hay que pasarse, no soy una rebelde que le gusta el peligro y meterse en problemas, lo que pasa es que mi madre es muy protectora y un poco bastante exagerada).

Al entrar en mi habitación encontré el equipo de música encendido y la ventana abierta. Juraría que esta mañana cerré la ventana después de que se ventilara la habitación mientras hacia la cama. La canción que se escuchaba en la radio era Can’t take my eyes off you. Casi toda la música que escucho son de los años 60, 70 y 80; en el equipo de música siempre está la emisora que pone todos los clásicos que tanto me gustan, y que me hacen sonreír a primera hora de la mañana mientras me arreglo, en el coche, en el trabajo, en realidad a cualquier hora del día, me encanta la música. Seguramente esta mañana habría puesto el temporizador mal y en vez de poner las AM puse las PM, y por eso estaba encendido ahora. Escuché un ruido fuera en la calle, más bien, el ruido provenía del tejado, me asomé a la ventana y una teja calló, casi cae encima de mi cabeza. Saqué un poco mas el cuerpo por la ventana, y miré hacia arriba para saber el motivo por el cual había caído la teja, me pareció ver una sombra, saqué un poco más el cuerpo, algo había en el tejado seguro.

- ¡Lluna que haces, te vas a caer! – Dijo mi madre con un grito y pánico en su voz. Del susto que me dio casi me hizo perder el equilibrio y caer, tuve que cogerme al marco de la ventana con las uñas para no espachurrarme en el asfalto.

- Mamá hay algo en el tejado que ha tirado una teja, he visto una sombra. – Mi madre estudió mi cara, tuvo que ver algo en mi porque se puso tensa y se acercó en plan “Mamá ya está aquí, no te preocupes te protegeré”. Me hizo a un lado, fui con mi hermana que estaba detrás de mi madre y se asomó a la ventana mirando hacia arriba.

- Yo no veo nada Lluna, habrá sido el aire.

- Pero si no hay aire mamá, algo se ha movido en el tejado y ha tirado una teja que casi me cae en la cabeza- Mi hermana me miro de reojo – ¡No estoy loca Olga!

- Como va haber alguien arriba en el tejado, ¿subió volando? - dijo mi hermana con tono de sabelotodo.

- Puede haber subido por el árbol de la entrada y después haber dado un salto al tejado. – intentaba buscar razones lógicas para que me creyeran, mi madre seguía asomada por la ventana mirando hacia arriba sin ver nada.

- Claro, un súper salto - Dijo mi hermana con sonrisa de medio lado- Superman, spiderman o mejor aún, puede haber sido Pach que ha volado con sus alas de ángel al tejado para protegerte.

- ¿Ya te has leído Hush hush? Es genial, yo quiero un ángel guardián en mi vida como Pach, es un malo malote de los de verdad.

- Es malo, pero en el fondo tiene un corazón bueno.

Mi hermana y yo nos sumergimos en una conversación donde el tema principal era el cuerpazo de Pach y su sonrisa picara, mi madre seguía buscando a la cosa del tejado cuando se giró y nos hizo gestos con las manos de que estuviéramos en silencio, nos callamos las dos, apagué la música y puse máxima atención a todos los sonidos que nos rodeaban, se escuchaba la respiración de nosotras tres, el tic-tac del reloj de la mesita de noche, el zumbido del ventilador del ordenador y el maullido de una gato, ¿un gato?


- Hay un gato, habrá subido por el árbol, después al tejado. Maúlla como si estuviera en celo, estará buscando algún macho para desahogarse. - Dijo mi madre con postura de súper héroe, había salvado a su hija de la gata cachonda, mi hermana estaba doblada de la risa, se ve que era contagiosa porque mi madre comenzó a reírse también, se estaban riendo de mí. – Deja de leer libros de fantasía cariño, te están afectando.


Puse los brazos en cruz sobre mi pecho, apoyando el peso en un pie, mi pose decía ya basta de reíros a mi costa. La verdad, es que la situación era bastante cómica y, en cualquier situación cómica, lo mejor que se puede hacer es reírse. Nos estábamos destornillando a lo que llego mi padre y nos miro a las tres con cara de desconcierto.


- ¿De qué se ríen mis tres ángeles? – Al decir la palabra ángel mi hermana y yo nos miramos y comenzamos a reírnos más, las piernas me flojeaban de la risa, tuve que sentarme en el suelo para no caerme, mi hermana se cogió al pomo de la puerta para no perder el equilibrio.

- ¿Qué pasa Paloma?- Pregunto mi padre a mi madre, ya que con nosotras dos era imposible mantener una conversación.

- Nada, se les han subido los personajes místicos a la cabeza. Déjalas Manuel, no sea cosa que se nos contagie también.

Mis padres se fueron escaleras abajo dejándonos a nosotras dos recobrando la cordura. Después de unos minutos de risas descontroladas respiré hondo y miré a mi hermana, ella no estaba llorando de la risa, tenía la cara triste.

- ¿Qué te pasa Olga?

- Nada -dijo haciendo morritos

- Te has peleado con Javier otra vez, ¿verdad?, que ha sido esta vez, ¿por el color de las flores de las mesas, o todavía estáis discutiendo el sabor de la tarta nupcial?

- ¿Cómo lo has sabido?

- Porqué durante los últimos tres meses no haces otra cosa que discutir con él por cosas de la boda. – Me levante del suelo, cogí el paquete de pañuelos que tenia encima del escritorio y se lo di a mi hermana.

- Es que no comprende que las rosas rojas de centro de mesa no quedan bien con los lazos color dorado de las sillas, no quiero que mi boda parezca un árbol de navidad.

- Olga, ¿cuándo te vas a dar cuenta que Javier se casa contigo porque te quiere?, a él le da igual lo que parezca la sala del banquete, el quiere pasar el resto de vuestra vida juntos y, con eso, a él le basta y, a ti también te debería de bastar. – Mi hermana se quedo mirando abriendo y cerrando la boca, sin saber que decir- Si sigues siendo así de detallista y mal humorada lo vas a perder.

- Lo sé, pero yo quiero que este todo perfecto en ese día tan especial para mí. – Dijo mi hermana abrazándome.

- Para los dos dirás; aunque en la preparación de una boda la que realmente la prepara es la mujer, deja que el participe en alguna cosa, así se sentirá útil.

- ¿Por qué siempre sabes lo que decir?, se supone que la hermana mayor es la que le tiene que dar consejos a la pequeña. Lo de estar con el pureta de Carlos te caló fuerte.

- Dos cosas: 1, él solo era dos años mayor que tú y, 2, vamos a bajar ayudar a la pareja a preparar la cena, antes de que suba papá a darnos la charla sobre el trabajo en equipo.

7 comentarios:

  1. HOLA ÁURYN ME A GUSTADO LEER ESTE CAPITULO ESPERO QUE TENGAS LOS PROXIMOS PRONTO PORQUE NO ME PUEDES DEJAR ASÍ, NECESITO SABER QUE PASA EN LA CENA QUE SON ESOS RUIDOS. GRACIAS ESPERO NOTICIAS PRONTO . SAPHIRA

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  2. Hola Saphira, gracias por leer mi fic y haber publicado el primer comentario. En el siguiente capítulo saldrás de algunas dudas. Voy a colgar los próximos capítulos en breve, la historia la tengo muy avanzada. Un saludo

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  3. ME ENCANTO ME ENCANTO........ SUPER BIEN.......

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  4. ola olaaaa. me acabo de leer el primer capítulo. me gusto mucho. escribes muy bien. haber si me gustan mas o igual los demas. saludikos vampiresa por cierto, ya te pasaras vampiresabruji.blogspot.com tengo unos cuantos relatos puestos haber si te gustan

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  5. Tatiana: Me leído el primer capítulo y que bueno ha sido la parte de : ''pero decía que el 69 era un postura poco elegante para una dama.''
    En el fondo le gusta...

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  6. aqui estoy comenzando a leer como prometi :)
    muy bueno este capitulo me causo mucha gracia jaja sobre todo que carlos de el misionero no pasaba y que decia que el 69 es una postura poco elegaante para una dama jaja
    despues los sueños humedos con jacob !
    y los musculos de pach :P

    ahora por el 2º capitulo!!
    besos :)

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  7. me alegra que haya decidido pasar a leerte, no me arrepiento. esta muy bueno!!

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