Jacob se levantó del sofá y desapareció por la puerta de la cocina sin decir a nadie nada. Bella y yo nos miramos y nos pusimos en pie para ir detrás de él. Edward le impidió el avance a Bella y la sentó junto a él, yo seguí con mi marcha. Entré en la cocina que estaba totalmente a oscuras, no sabía dónde se encontraba el interruptor de la luz, avancé guiándome con las manos por la pared. Al final de la cocina vi la figura de Jacob que estaba sentado en el suelo con la cabeza entre las piernas, me acerqué y me senté junto a él, dejando la cabeza apoyada en su hombro. Escuché como absorbía por la nariz y se limpió las lágrimas con la manga de la camiseta. Sabía perfectamente cómo se sentía, porque yo estaba igual, pensando sobre las consecuencias de nuestra relación. Teníamos que dejar atrás esos pensamientos. Me puse en pie y ayudé a Jacob a levantarse, cuando lo tuve de frente y vi sus ojos oscuros sin brillo me aterraron.
viernes, 1 de abril de 2011
19. Somewhere over the rainbow
Como prometí aquí está la opción b. Ayer colgué la opción A, el desenlace de Lluna por si alguien lo quiere leer. Deseo que os guste este nuevo capítulo y como siempre espero vuestros comentarios con vuestras opiniones. Besicus Áuryn
Todo el dolor y la tristeza habían desaparecido, trasformando esos sentimientos desagradables en una alegría y felicidad enorme. Mi cuerpo estaba totalmente descansado, lo único que sentía era un corazón que latía fuertemente y desbocado por el amor. Sabía que no había sido un sueño, todo lo que acababa de ocurrir era real, mi mente no habría sido capaz de imaginarse tal desenlace y, aunque lo fuera, el calor del cuerpo de Jacob me recordaba que él estaba conmigo, y eso, era imposible de imaginarlo igual que los latidos de su corazón que sonaban tan cerca del mío. Jacob andaba tan despacio que ni siquiera notaba ni escuchaba sus pasos mientras me cargaba.
Era tarde y nuestras respectivas familias estarían preocupadas por nuestro retraso, al menos por mi parte, no sabía si los Cullen ya estaban avisados de la reciente noticia. Aunque no quería ir a casa y que se fuera Jacob a la suya, tenía que informar a mis padres de que me encontraba bien, la última vez que hablé con mi madre estaba muy preocupada.
Los ronquidos de Jacob hicieron sacarme de mis pensamientos. Abrí los ojos y me di cuenta que estábamos los dos en mi cuarto, ¡en mi cama! No sabía cómo habíamos llegado hasta aquí, lo qué sí que sabía era que los dos habíamos dormido juntos y Jacob todavía lo estaba. Lo llamé para que despertara, pero no lo conseguí. Tuve que zarandearle para que despertara, cuando lo hizo, se desperezó, me dio un beso en la frente y me abrazó, ¡tan tranquilo y feliz! Yo estaba histérica, no tenía ni idea de lo que había pasado, lo que sí estaba totalmente segura era que, si mis padres se enteraran de esto, nos matarían a los dos. Me quité sus brazos que rodeaban mi cintura y me apoyé sobre las rodillas, quedando Jacob de cara.
- ¿Qué haces aquí?- Le dije en voz baja para que no nos escuchara nadie. Jacob se irguió y apoyó su espalda en el cabecero de la cama, con cara de culpabilidad.
- ¿No querías que me quedara contigo a dormir? –Dijo bajando la mirada.
- ¡Claro que sí! pero mis padres van a matarnos si nos descubren. – Algo en mi comentario le hizo gracia porque tapó su boca escondiendo la carcajada, yo no veía el chiste por ningún lado. Abrió los ojos de par en par y miró la puerta, me hizo signos para que no hiciera ruidos.
- ¡Shhh!, hazte la dormida. – Se tumbó en la cama y se escondió debajo del edredón.
Si antes no entendía nada, ahora menos, ¿pretendía esconderse? Nos iban a descubrir, por mucho que se tapara, sus pies seguro que salían por debajo de la cama, lo iban a ver seguro. Me cogió por las piernas y me estiró para que quedara tumbada en la cama. Me puse de lado para intentar esconder el cuerpo de Jacob, algo imposible. Le di una pequeña patada para que dejara de reírse, aunque no se escuchaba su risa, su estomago no paraba de moverse haciendo que el edredón vibrara. Dejé de respirar cuando escuché la puerta de la habitación abrirse, crucé los dedos deseando que no lo vieran quien fuera que acababa de entrar en la habitación.
- Ya te he dicho Manuel que estaban dormidos, yo no he escuchado nada - ¿cómo?, ¿mi madre acababa de hablar en plural? – Dejémoslos dormir un rato más, es pronto para despertarlos.
Cuando la puerta de mi habitación se cerró, destapé a Jacob que estaba doblado de la risa.
- ¿Mis padres saben que estás aquí?
- Ellos fueron quienes me dieron permiso para quedarme. – Dijo levantando una ceja.
- ¿Cómo? – Seguía sin entender nada.
- Te quedaste dormida de camino a casa. Cuando te traje, les comenté que, si te despertabas, te dijeran que por la mañana vendría a buscarte para llevarte a trabajar, tú madre prefirió que te lo dijera yo, y aquí estoy.
- ¿Mis padres te han dejado dormir conmigo? – Esto me sonaba muy extraño, ni Javier que llevaba más de seis años en la familia habían dejado que se quedara a dormir en casa hasta que anunciaron su enlace.
- Tu madre me dio permiso, a tu padre no le hizo mucha gracia. Tengo miedo de encontrarme con él en el piso de abajo, creo que voy a salir por la ventana.
- Deberías tenerle miedo, en estos temas es bastante tajante. En su casa nada de hombres durmiendo en la cama de sus hijas. – El último que se encontró en mi cama salió medio desnudo a la calle. Esto no se lo comenté a Jacob, sino, sí que saldría por la ventana.
Jacob se puso de lado, mirándome fijamente, acariciando mis mejillas. Una risa tonta salió de mis labios, cómo una adolescente recién enamorada. Adolescente, no era; pero enamorada, sí y hasta más no poder. Besó mis labios con dulzura.
- No voy a dejar que nada ni nadie borre esa preciosa sonrisa. – Dijo separándose unos milímetros de mi boca, haciendo que mis labios vibrasen con sus palabras.
- Nunca desaparecerá mientras tú estés a mi lado.
Y nos besamos con pasión.
El despertador comenzó a sonar, avisándonos de que era hora de volver al mundo real, esto es un decir, porque de normal no tenía nada, estándome besando con un ser salido de una novela romántica.
Me dieron ganas de hacer caso omiso a los pitidos irritantes, pero debía de seguir cumpliendo con mis obligaciones, tenía que ir a trabajar y, peor aún, tenía que enfrentarme a mis padres, bueno, con mi padre. Con fastidio me separé de los labios de Jacob y apagué la dichosa alarma. Nos levantamos de la cama, él se calzó, yo quedé embobada mirándolo; todavía no me podía creer que Jacob había dormido conmigo en mi cuarto y lo mejor de todo, siempre estaríamos juntos, esto quería decir que algún día siempre despertaríamos abrazados en nuestro hogar. Noté cómo me ardían las mejillas al pensar que más cosas se pueden hacer en una cama aparte de dormir. Por suerte, él no notó mi sonrojo, lo escondí dándole la espalda mientras hacía la cama.
- ¿Puedo utilizar el baño? – Me preguntó, le señalé la puerta del lavabo, todavía mis mejillas estaban al rojo vivo, más se encendieron al pensar que otras cosas aparte de asearse se pueden hacer en una ducha.
Jacob entró al baño, mientras, preparé la ropa que me pondría hoy. Cuando salió, le pregunté si le apetecía quedarse a desayunar; ninguno de los dos cenamos ayer y, por mi parte, estaba muerta de hambre. Antes que fuera a contestarme, entró mi padre sin avisar a la habitación. Dio una mirada de odio a Jacob y otra de decepción a mí.
- Mejor nos vemos en el coche. – Me dio un beso en la frente y salió del cuarto. Mi padre no le apartó la vista hasta que desapareció por las escaleras.
- Y tú, señorita, ya hablaremos esta noche, llego tarde a trabajar. – Dijo muy enfadado y se fue dando un portazo.
Nunca había visto así a mi padre conmigo. Él era quién siempre hacía de poli bueno en las discusiones familiares. Jamás había discutido con él, ninguna vez hizo falta, siempre solucionábamos las cosas hablando, exponiendo cada uno su posición e ideas, esta vez, parecía que no iba a ser así.
Me duché como un torbellino, Jacob me estaba esperando y no le quería hacer esperar; por mi parte, tampoco quería retrasar nuestro encuentro. Después de asearme y vestirme me maquillé, poniendo un poco de sombra rosada en los párpados que hacia juego con el suéter que llevaba puesto. Puse espuma en el pelo y recogí unos mechones con un pasador, ya se secaría al natural. Me puse mis estupendos botines marrones que quedaban geniales con los tejanos claros. Como cada día, me entretuve escogiendo los accesorios, sin ellos, me sentía desnuda.
Bajé con miedo a desayunar, esperaba que mi padre no me hubiera engañado y fuera cierto que se había ido a trabajar. Cuando llegué a la cocina, sólo se encontraba Olga, mis padres ya se habían ido. Mi hermana al verme se lanzó abrazarme con gran ternura.
- Lluna, me alegro que vuelvas a ser tú de nuevo.
- Y con más fuerzas que nunca. – Le dije devolviéndole el abrazo.
- Por lo que puedo ver, me imagino que la reconciliación fue bien. Ahora queda que te reconcilies con papá.
- ¿Está muy enfadado?
- Mucho es quedarse corto, nunca lo he visto así de enfadado. Gracias a mamá, Jackson no ha salido a patadas de esta casa.
- ¿Cómo está ella?- No me apetecía hablar más de mi padre y su actitud negativa hacia Jacob. Olga me preparó una taza de café.
- Mamá es feliz si nosotras lo somos y, ella sabe que la tuya, es estando con Jackson.
Olga me contó como mi madre casi había sobornado a mi padre para que no despertara a Jacob y lo echara de casa. Cuando quise darme cuenta, era la hora de irme a trabajar. Me tomé el café y devoré unas galletas, cogí unos bollos rellenos de chocolate para dárselos a Jacob, estaría hambriento.
Cuando salí a la calle, Jacob me esperaba en su coche con una sonrisa hermosa en sus labios. Me subí y le entregué los bollos, los cuales engulló en un abrir y cerrar de ojos con una mano mientras conducía con la otra. Me hubiera gustado desayunar con él en la cafetería como el otro día, pero se me pasó el tiempo hablando con Olga. Era muy tarde y, de nuevo, llegaría con el tiempo justo a la oficina.
- ¿Cómo pinta el día de trabajo? – Me preguntó.
- Complicado, tengo todas las tareas de ayer pendientes. Estaré toda la mañana y la tarde ajetreada.
- ¿Trabajas esta tarde?, me dijiste que los viernes los tenías libres.
- ¿Hoy es viernes? – Tuve que mirar el calendario del móvil para creérmelo, esta semana estuve tan absorta en mi mundo dramático que ni siquiera sabía en qué día vivíamos. - ¡Qué bien, es viernes!
- ¡Podríamos quedar para comer juntos! – Me dijo cómo un niño que se le acaba de ocurrir una gran idea y, la verdad, lo era.
- Me parece genial, ¿dónde te apetece ir a comer? – Le pregunté con una gran sonrisa.
- Me da igual, menos a tu casa, no creo que me dejen pasar más allá del portal. Siento ser el culpable por el que se ha enfadado tu padre. Sí lo prefieres, podrías quedar para comer él y solucionar el problema. Ya quedaremos nosotros para más tarde.
- La primera opción me parece más tentadora, ya hablaré con mi padre por la noche. Llegamos a la oficina, me despedí fugazmente de Jacob. Fiché cuando quedaba un minuto para que fuera la hora de entrada. Parecía que hoy no era la única que llegaba tarde, Lucas entró disparado por la puerta pocos segundos después.
- Hola Lucas, parece que vienes un poco sofocado, ¿qué te pasó hoy?- Le dije apoyada en la máquina expendedora, cómo hacia él cuando yo llegaba tarde.
Cuando me vio, se quedó parado después de analizar mi expresión, se acercó dando saltitos y palmas de felicidad. Abrió los brazos y yo salí disparada a ellos, quería demostrarle toda la gratitud por apoyarme estos días. Nos separamos y recompusimos nuestras ropas cuando escuchamos la puerta del despacho de Mariano abrirse.
- Lluna, hoy voy a estar todo el día fuera. Te he dejado trabajo encima de tu mesa. Que paséis buen fin de semana.
- Igualmente. – Dijimos Lucas y yo al unísono antes que saliera.
Mire mi escritorio, estaba lleno de papeles y carpetas. Aunque la idea de no tener que soportar a Mariano en todo el día me entusiasmaba, soplé; ya estaba cansada de sólo pensar en todo el papeleo que tenía pendiente.
- Te ayudo a ponerte al día, si me cuentas cada detalle de lo que te paso ayer para haberte recuperado así de bien.
- Trato hecho. – Estrechamos la mano para confirmar el acuerdo.
Nos pusimos manos a la obra. Lucas me pasaba todos los informes ordenados y yo los clasificaba en su carpeta correspondiente. Como parte del trato, le conté lo que sucedió ayer. Le explique que fuimos a mi lugar preferido porque quería guardar un buen recuerdo de él. Allí, mientras anochecía, nos dimos cuenta que no podíamos vivir separados.
- ¡Qué bonito y romántico Lluna!, bajo las estrellas os declarasteis amor eterno. ¿Qué pasó después? – Preguntó entusiasmado. No me engañó cuando me dijo que lo quería saber todo.
- Nos besamos y nos volvimos a besar una y otra vez. Hubo un momento en que no me creí sus palabras, todo parecía demasiado perfecto pero, cuando vi sus ojos, percibí tanto amor y sinceridad, que me dieron toda la credibilidad que necesitaba para saber que todo lo que estaba sucediendo era cierto. – Lucas suspiró igual que yo. Con sólo recordar el momento, me salieron lágrimas, pero esta vez eran de felicidad.
- Me alegro que todo haya salido bien. – Dijo limpiándome las lágrimas.
- ¿Quieres saber más? – Le pregunté alzando las cejas.
- Por supuesto.
- Esta mañana he despertado en sus brazos.
- ¡Fuisteis a su casa para completar todo el amor, eh! – Dijo guiñándome un ojo.
- ¡No! –Me sonrojé sólo con la idea- Me dormí no sé en qué momento y me llevó a casa.
- ¿Habéis dormido juntos en casa de tus padres?
- Sí, hasta esta mañana yo no he sido consciente de que habíamos dormido juntos. A mí padre no le ha hecho mucha gracia esto.
- ¿Celos paternales?
- No lo sé, no he podido hablar con él. – Las manos comenzaron a sudarme al pensar que esta noche tendríamos la gran charla.
Seguimos trabajando en las tareas atrasadas, Lucas se llevó unos informes a su despacho para pasarlos a limpio. Yo aproveché para enviar un mensaje a mis amigas informándoles de las noticias: Asunto: Noticias frescas Buenos y lindos días. He vuelto. No tengo tiempo para contaros ahora, tengo un montón de trabajo. Mejor os lo digo en vivo y directo. Esta noche miro el correo para saber cómo hemos quedado. BeSoS No tardé en recibir un mensaje de Raquel diciendo que ella se ocupaba de llamar a Nury y Laura para quedar cuando antes y celebrar las buenas noticias. Según se iba acercando la hora de plegar, los minutos pasaban más despacio, aunque estaba distraída con todo el papeleo, las ansias de ver de nuevo a Jacob me comían por dentro. Por fin llegó la hora de salir; recogí el bolso, la chaqueta y salí disparada a pasar la tarjeta de fichar por el sensor. Fui al despacho de Lucas a despedirme.
- Gracias por ayudarme Lucas, me voy, que pases buen fin de semana.
- ¿Dónde vas con tantas prisas?
- Me está esperando para ir a comer. –Con todo el trabajo no había pensado en ningún restaurante.
- ¿Está ahí fuera esperándote? – Dijo levantándose de la silla.
- Si, ¿quieres que te lo presente? – Por su actitud estaba deseando que le dijera esto.
- Bueno, si insistes, iré a conocer a ese bombón de chocolate.
Salimos a la calle, Jacob estaba esperándome fuera, tan guapo como siempre; sonrisa radiante, vestido con tejanos anchos oscuros y camiseta negra donde se marcaba su pecho musculado. Dejé a Lucas detrás y salí corriendo a besar sus labios carnosos que tanto deseaba. Jacob se me adelantó a las presentaciones.
- Hola, soy Jackson, tú debes de ser Lucas, encantado. –Dijo estrechándole la mano.
- Encantado de conocer en persona al hombre del que no para de hablar Lluna.
- ¡Porque tú no paras de preguntar!– Le dije a Lucas haciéndole morritos.
- No te la creas, cada dos por tres entra en el despacho “que sí Jackson por aquí, Jackson por allá”- Los tres comenzamos a reírnos, como siempre, la de Jacob era la que más se escuchaba.
– Bueno, pareja, tengo que seguir trabajando, no tengo la suerte de plegar al mediodía como otras, que paséis buen fin de semana. Jackson, cuida a Lluna.
- Siempre. – Le contestó Jacob dándome un beso lleno de cariño.
Jacob me dio la mano y fuimos al coche. Antes de entrar, me giré a despedir a Lucas que seguía embobado mirando a Jacob, le hice signos para que se limpiara la baba, él me sacó la lengua y, riendo, entró a la oficina.
- ¿Qué tal ha ido el día? – Me preguntó poniendo el coche en marcha.
- Agotador, pero gracias a Lucas que me ha ayudado, he podido ponerme al día. No he tenido tiempo de pensar en algún restaurante para ir a comer.
- No te preocupes, ya he reservado sitio. – Dijo lanzándome una sonrisa. - Genial, porque tengo mucha hambre. ¿Qué tal tu día?
- Hemos estado organizando el plan. Después de comer, iremos a casa de los Cullen para que sepas cómo va ir todo. – Me respondió, borrando de su rostro cualquier signo de alegría.
Yo no quería que él se sintiera así, temía que volviera a recapacitar sobre los peligros de nuestra relación y se fuera de nuevo. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al recordar cómo me sentí cuando Jacob se fue. Subí el volumen de la radio para que la música hiciera olvidar todos esos pensamientos. Enseguida, me di cuenta que el CD qué estaba sonando era el que le grabé. Me alegré por que le hubiera gustado mi regalo.
- ¿Has escuchado todas las canciones?
- No he tenido tiempo, pero esta mañana lo he escuchado mientras te esperaba. ¡Algunas me las conozco!
- En este CD hay grandes éxitos de la música, en algún momento u otro las hemos escuchado.
Seguimos hablando de música un largo rato. Cuando Jacob no sabía de qué canción le estaba hablando buscaba el número de la pista para que la escuchara. Las canciones que no estaban en el CD se las tarareaba, me dijo que cantaba muy bien. Dejé atrás mi repertorio musical cuando me di cuenta que Jacob giraba el coche por el camino sin asfaltar que llevaba a la casa de los Cullen.
- ¿No dijiste que habías reservado mesa en un restaurante?
- Te dije sitio, yo no hablé en ningún momento de restaurante ni mesa. – Me la estaba pagando con la misma moneda, por lo de ayer en el mirador.
- Pero por aquí no se va a casa de los Cullen, ¿dónde vamos? – Íbamos por un camino que no conocía.
- Pronto lo sabrás, deja que la intriga recorra tus venas. – Dijo dando una carcajada.
Aparcó en un pequeño descampado pegado al camino, salimos fuera. Sacó del maletero una mochila y me entregó unas deportivas y una chaqueta negra de plumón muy calentita.
- Póntelas, si quieres que vayamos a comer, tendremos que andar un poco.
Me quité los botines y me puse las deportivas y la chaqueta. Cuando terminé, Jacob cerró el coche, se puso la mochila, me dio la mano y comenzamos adentrarnos en el bosque. El día estaba gris, pero no se percibía mucha humedad en el aire, con lo cual no había signos de que fuera a llover y estropearnos el paseo. Llegamos a un punto donde los matorrales se hacían más espesos, haciéndonos difícil el paso y la visibilidad. Paramos cerca de donde se juntaban las faldas de dos montañas y hacían una especie de cueva natural.
- ¿Ya hemos llegado?- Le pregunté. La intriga me estaba corroyendo por dentro.
- Todavía no. Quiero que conozcas lo que soy, si sientes miedo sólo tienes que decírmelo. – Me dijo mirándome a los ojos, dejándome hipnotizada.
Me dio un beso y se adentró en la oscura cueva, dejándome sola en medio del bosque. Me senté en un tronco que estaba caído, esperando a que regresara. Sentía las piernas cansadas de la caminata y el duro día de trabajo de hoy.
- ¡Lluna, coge la mochila y póntela! – Me gritó Jacob desde la oscuridad, tirándome la mochila dónde yo estaba.
Me levanté del tronco e hice lo que me dijo. Fue entonces cuando comprendí sus palabras, Jacob iba a transformarse, iba a conocer al lobo que era. Miré hacia la cueva y vi salir un lobo gigante andando hacia mí con paso cauteloso. Mi corazón comenzó a latir fuertemente, sentí un miedo atroz, aquella imagen me recordó tanto al miedo de mi niñez. Retrocedí varios pasos por el temor que sentí. El gran lobo, al ver mi actitud, agachó las orejas y la cabeza, casi rozando con el hocico el suelo.
No era un lobo gigante cualquiera, era Jacob y había herido sus sentimientos al sentir desconfianza hacia él. Comenzó a recular, no quería que se fuera, pero todavía no me sentía con el valor suficiente para acercarme.
- Jacob, espera, no te vayas. – No sé cómo fui capaz de articular tantas palabras, sentía un pánico colosal que no me dejaba pensar ni hablar con claridad.
El gran lobo se estiró en el suelo y me miró por encima de sus largas pestañas. Cuando mis ojos se acostumbraron a la vista que tenía metros adelante, comencé acercarme. Con cada metro que avanzaba me paraba para tranquilizarme y meter en mi mente que aquel lobo gigantesco era Jacob y no tenía porqué sentir miedo. Cuando quedé delante, Jacob me miró y poco a poco comenzó a ponerse en pie sobre sus cuatro pezuñas. Se irguió y paró de respirar, todo lo contario a mi respiración que estaba desbocada. Cuando notó que mi pulso comenzaba a tranquilizarse comenzó a respirar muy poco a poco. Agachó su cabeza a la altura de mis brazos, quería que le acariciara. Levanté mis manos temblorosas y con precaución las hundí en su suave y sedoso pelaje rojizo, Jacob cerró los ojos de placer. Al sentirme totalmente segura de que no tenía de por qué tener miedo, comencé a pasar mi mano por toda su cabeza, rascándole detrás de las orejas, pasando la mano por su largo cuello. Me separé un paso de él para mirarle directamente a sus preciosos ojos marrones oscuros.
- Pensé que iba a ser más difícil. – Le dije con una sonrisa.
Jacob alargó su morro y rozó con el hocico mi cara, me acerqué a él y le abracé por el cuello, él dejó la cabeza apoyada en mi espalda. Cogí su pata y la enredé en mi cuerpo, quería que sintiera que estaba totalmente segura a su lado y que no sentía nada de miedo, Jacob suspiró y comenzó a rozar su hocico en mi espalda. Estuvimos un largo rato abrazados, sintiendo nuestros cuerpos y acostumbrándome al tacto de su precioso pelaje. Jacob, levantó la cabeza y dejó caer la pata que estaba en mi cuerpo al suelo, retrocedió un paso, con una mirada divertida se agachó y me hizo signos con la cabeza para que me subiera en su lomo.
- ¿Quieres que me suba? – me respondió que sí con un suave aullido.
Me subí en su lomo, me sujeté fuerte y comenzó andar. Parecía que iba subida en un gran caballo, pero con una pequeña diferencia, iba subida en la espalda de un lobo que en realidad era Jacob, ¿difícil de creer, verdad?
En estas últimas semanas todo lo que me había ocurrido era difícil de creer. Personajes de ficción habían aparecido en mi vida, un gran lobo me había enamorado hasta límites imposibles de imaginar y, cuando pensé que me había abandonado dejándome el corazón roto en mil pedazos, regresó para siempre, enamorándome aún más. Mi vida se había convertido en un precioso sueño, dónde parecía que todo se podía hacer realidad. Incliné mi cuerpo a la cabeza de Jacob, quería contarle cómo me sentía. - ¿Has visto la película El Mago de Oz? – Me respondió que sí con la cabeza – Pues ahora mismo me siento Dorothy que acaba de atravesar el arco iris y aparece en el país de los sueños, dónde todo puede hacerse realidad.
Encontré la metáfora perfecta para explicarle mis sentimientos. Acerqué mis labios a su oreja y canté la banda sonora de la película, no creo que le molestara, antes me dijo que le gustaba como lo hacía.
Aunque los lobos no entraran dentro de la familia de los felinos, por su pecho comenzaron a salir una especie de ronroneos, como pequeños gruñidos pero muy suaves, que me llenaron de satisfacción por lograr que se sintiera feliz y relajado. Yo me sentía igual por haber superado del todo mi miedo; si no me asustaba de un lobo enorme, dudaba que me asustara un perro, ya no me tendría que cambiar de acera cuando viera alguno acercarse. El paisaje era hermoso; todo rodeado de árboles grandes y pequeños, arbustos verdes, rocas bañadas en musgo, montañas por donde surgían pequeñas cascadas y se convertían en charcos y algunas en riachuelos que desaparecían en las grietas de la tierra. El paseo estaba siendo muy agradable, pero estaba intrigada, no tenía ni idea donde íbamos, aparte, estaba hambrienta y, cuando esto ocurre, me pongo un poco irritante.
- ¿Queda mucho rato para llegar? – No me contestó, eso quería decir que sí. – Tengo mucha hambre, la próxima vez me encargo yo de reservar “sitio”. Cada minuto que pasaba parecía que íbamos más lentos, si quedaba mucho, a este paso llegaríamos a la hora de la cena.
- Si fueras un poco más rápido, llegaríamos antes. – Le dije un poco molesta por su lentitud. Se negó por completo con un gruñido.
Estaba segurísima que no corría para que no me cayera y me hiciera daño. No sabía muchas cosas de Jacob pero, por lo poco que lo conocía, sabía que era un apasionado de la velocidad y de los retos.
- ¿Sabes?, siempre he pensado que los lobos eran mejores que los vampiros, más fuertes, mágicos, veloces… Ahora veo que me equivoco, el otro día fue más divertido con Edward cuando me llevó por el bosque.
Jacob comenzó a dar gruñidos. Le había dado en su punto débil; su afán de competir y ganar. Si en un simple videojuego lo daba todo por ser el vencedor, en una situación así sabía que iba a reaccionar igual.
- ¡Vamos, Jacob, no me voy a caer! – Me sujeté fuerte con las manos en su pelaje e hice presión con las piernas en sus costillas.
Jacob aulló, retumbando el sonido en las montañas, hizo un sonido lo más parecido a una risa y comenzó a correr. Me tumbé en su lomo para que las ramas de los árboles no me dieran en la cara cuando los pasábamos rozando. Me confundía cuando pensaba que mi vida se había convertido en un sueño, también tenía partes de películas, si antes me recordó al Mago de Oz, ahora me sentía Bástian en la Historia Interminable. Jacob aulló.
- No tengo ni idea de lo que me acabas de preguntar, pero voy bien, si quieres puedes ir más deprisa.
Jacob hundió sus patas traseras en el suelo y comenzó a dar zancadas a gran velocidad. El bosque se convirtió en una gran masa de color verde, no podía distinguir nada, no sabía si lo que acabamos de pasar era un árbol, un arbusto o un extraterrestre verde saludándonos. No tenía ni idea por dónde íbamos, esperaba que Jacob sí lo supiera y, lo más importante, viera lo que había delante de nosotros y no nos estrelláramos contra la vegetación. En ningún momento sentí miedo ni mareos, me encontraba totalmente a gusto, feliz y segura con Jacob.
Comenzó a disminuir la velocidad progresivamente, convirtiéndose de nuevo en un paseo. Erguí la espalda para ver mejor ahora que podía identificar las cosas que había a nuestro alrededor. El bosque ya no era tan espeso y dejaba entrar la claridad del día. Jacob se paró y se agachó para que bajara, cuando lo hice estiré las piernas que las tenía engarrotadas de hacer tanta fuerza. Con el hocico me dio un toquecito en la mochila, quería que se la diera; la dejé en el suelo y me alejé para darle intimidad para que se vistiera.
Vislumbré que detrás del bosque donde estábamos ahora había una colina, me acerqué allí, apartando las ramas de los árboles que me molestaban en el avance. Decir que era precioso era quedarse corto, espectacular, el jardín del Edén le tendría envidia a éste lugar. La colina estaba cubierta de hierba fresca, dejando en el aire un olor lleno de pureza. - ¿Te gusta?- Me preguntó Jacob que acababa de salir del bosque, ya trasformado de nuevo en su cuerpo humano.
- Es espectacular, ¿cómo encontraste este lugar?
- Fue por casualidad, al poco tiempo de llegar aquí, dando un paseo de reconocimiento.
- ¿Paseo?, dirás excursión, hemos tardado horas en llegar aquí. – Le contesté.
- Pero ya verás cómo ha valido la pena toda la espera. – Dijo cogiéndome la mano, obligándome a caminar. - ¿Qué te ha parecido el medio de trasporte?- Me preguntó entusiasmado
- Fantástico, mucho mejor que las frías espaldas de un vampiro. – Su pecho se infló de orgullo. Seguimos ascendiendo la colina, antes de llegar a la cima Jacob me tapó los ojos, se paró y quitó sus manos dejándome ver un paisaje hermoso. Estábamos en las orillas de un lago de aguas cristalinas, rodeado de montañas verdes llenas de vida.
- Ayer me enseñaste tu lugar especial, te quería enseñar el mío, bueno, el nuestro.
- ¿Nuestro?
- Sí, creo que he sido el primero en descubrir este lugar, no sale en ningún mapa. He pensado en ponerle tu nombre.
- No es justo, has dicho que es de los dos, tendrían que estar presentes ambos nombres.
- Lago de Lluna y Jacob. – Nos miramos. – No, no queda bien – Dijimos los dos.
Bordeamos el lago, retirados de la orilla que estaba embarrada.
Comencé hacer juegos con nuestros nombres para poner uno de original a este lugar; traduje mi nombre al castellano y su apellido, pero Luna negra sonaba a película de terror, todo lo contrarío de este lago.
- Si juntamos la Luna y la oscuridad que es la fusión de mi nombre y tu apellido, hacen la noche; Lago de noche.
- ¿Lago de noche?, ¿qué te parece La laguna nocturna?
- Creo que es un nombre lleno de magia y misterio. Adjudicado, a partir de hoy, este lugar será conocido como La laguna nocturna. Seguimos andando y riendo, la cara me dolía de tanto reír. Detrás de unas rocas vi que había estirada en el suelo una manta y encima una cesta, esperaba que contuviera comida.
- ¿Tienes hambre? – Me preguntó.
- Hambre no, lo que tengo ahora mismo es necesidad. Espero que dentro de la cesta haya comida sino creo que empezaré a comerte en cualquier instante. – Jacob se sonrojó.
Me senté en la manta. Jacob comenzó a sacar de la cesta sándwiches, fruta y bebida. Me dio a elegir entre atún o pavo, cogí los dos. Comenzamos a comer, bueno, a engullir, yo casi no masticaba la comida.
- ¿Te gustan? Los he preparado yo.
- Riquísimos, aunque sigo pensando en comerte a ti. – Le dije limpiándole con el dedo la mahonesa que tenía en la comisura de los labios, me metí el dedo en la boca y lo saboreé con sensualidad. Jacob se sonrojó aún más que antes.
De postre, tomamos un racimo entero de uvas. Después de comer nos estiramos, Jacob sacó una pequeña manta de la mochila y nos tapó a los dos. Como ya era costumbre, y casi una obligación que me pedía el cuerpo, dejé la cabeza apoyada en el pecho de Jacob, escuchando los latidos de su corazón. No tardamos en comenzar con la sesión de besos y caricias. Sólo parábamos para coger aire y darnos miradas llenas de ternura.
- ¿Cómo lo haces? – Me preguntó con una sonrisa.
- ¿El qué?
- Que me olvide de todo. Haces que me olvide de todos los problemas. –Me respondió poniéndose en pie.
- Pero eso es bueno, ¿no?
- A medias, nuestra relación va estar llena de problemas que por tu seguridad no me los debo quitar de la cabeza. Tenemos que ir a casa para que te expliquen cómo va ir el plan. –Dijo tendiéndome la mano y ayudándome a poner en pie. Comencé a recoger la manta.
- No recojas nada, ya vendré luego y lo haré yo.
- Entre ida y vuelta, tardarás un montón de tiempo.
- Lluna, en media hora habré venido, recogido y vuelto a casa. – Me contestó alardeando de sus habilidades.
- ¿Así que no hemos venido a máxima velocidad?
- Ni por asomo, ¿estás preparada para el viaje de regreso?
- Preparada. Jacob se metió detrás de unos matorrales, me tiró la mochila con sus ropas, me la puse en la espalda y salió convertido. A primeras me impresiono verlo en su forma lobuna, pero cuando vi sus ojos y reconocí esa mirada, de nuevo, me sentí segura. Se agachó, me subí a su lomo, me sujeté fuerte y comenzó a caminar, primero despacio y después a gran velocidad como antes.
EN EL PROXIMO CAPITULO DE LAGUNA NOCTURNA .........
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me a encantado este capitulo y no puedo ni pensar que tengo que esperar asta el viernes que viene te esta quedado chulisima
ResponderEliminarme ha encantado, fascinado, excitado, emocionado. me he emocionado mucho. que pasada. han dormido juntos, que maravilla, abrazadicos, dandose besicos.
ResponderEliminarme ha gustado mucho cuando a ido a recogerla y se le a presentado a Lucas, el directamente. me encanta lucas. se ha quedado embobado, el si que necesitaba un balde hoy.
yo también lo necesito porque mi lobito cada vez me emociona y me fascina mas. estoy perdidamente e irrebocablemente enamorado de el.
Es maravilloso cuando se transforma y ella aun no tiene confianza en acercarse, yo si hubiera sido ella, me hubiera acercado y me hubiera agarrado al cuello directamente. jajajajaj. soy así de locuela jajajajaj. mi lobito me sube la temperatura a mil por hora, la adrenalina, labilirrubina y sobre todo me ha calmado el dolor de muelas, casi no me acuerdo que lo llevo gracias a él, que me enamora y lo quiero con locura.
Saludikos vampi
PD: Hubiera seguido escribiendote en el comentario pero necesitaria mas trozo jajajaja.
Hola de nuevo wapa!
ResponderEliminaroh my god! me encanto el capitulo!
jacob es muy dulce, y es muy romantico lo del lago, ahora ya se porq se llama el fic como se llama! xDxD
no puedo esperar por saber como es el siguiente capitulo, porq ese adelanto... woow! como me puedes dejar asi hasta el proximo viernes?? te parece bonito?? xDxD ya sabes estaré esperando el proximo capitulo con muxisimas ganas, como siempre =D
por cierto.. el concierto fue.. de diez!! fue genial e increible!! me emocione mucho!! jajaja como ya debes saber, es un grupo que me inspira mucho a la hora de escribir, y escuchar las canciones en directo que te han ayudado a escribir tanto.. es.. fuaaa!! no hay palabras!! jejeej
espero que esa resaca no te haya dado muxo por **** y no te haya dolido muxo la cabeza xDxD
no he podido pasar antes a leer el capitulo, porq he estado en Tiana, Barcelona. La razón, esq he estado en un curso de formación para voluntarios de la CruzRojaJuventd. Nos emos encontrado gente de toda cataluñs y andorra, como te puedes imaginar, he conocido mucha gente, me lo he pasado genial, y he dormido muy poco! xDxDxD
bueno.. ya no me enrollo mas, que te estoy dejando aki la biblia jejeje
Un beso enorme!!!! Nos leemos pronto!!!
T'estimuuuuuuuuu
soy loli de http://mundoatrayente.blogspot.com tienes un premio en mi blog
ResponderEliminarola soy nueva en este blog y me gustaria saber cuantos capitulos faltan o si todavia falta mucho para terminar.
ResponderEliminarHola anónimo, pues todavía no he terminado la historia, está en proceso, pero calculo que unos 50 capitulos seguro que tendrá. Gracias por comentar y unirte a mi historia. BeSotes
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