viernes, 18 de marzo de 2011

16. La huida POV Jacob


Dos días separados, esta es la tercera noche que voy a estar sin ti desde que te dije adiós. Cada paso que intento dar para separarme de ti me resulta una tortura; las cuerdas que nos unen tensan, haciéndome imposible caminar y, por mucho que lo intento, me es imposible avanzar. Intento romper las cuerdas que están totalmente adheridas a ti, pero son muy fuertes, cuanto más lo intento, más fuertes se hacen.


Quiero dar zancadas enormes, pero no puedo, lo único que consigo es arrastrar las pezuñas en el bosque, dejando un surco de dolor en el suelo igual que en mi corazón. El dolor es tan intenso que me impide respirar, estoy agotado, sin fuerzas y muy cansado, cansado de estar siempre huyendo de mis verdaderos sentimientos; primero, con Bella; luego, con Nessie y, por ultimo, tú, mi verdadero amor, Lluna. Sólo deseo volver a tu lado para que me ayudes a curar las heridas de mi corazón, porque sé que tú eres la única que las podrá sanar, pero no puedo. Por tu seguridad y por la de todos tengo que borrar estas ideas de mi cabeza. Aunque el plan de los Cullen es tentador, podría salir mal, y la consecuencia serían vidas perdidas, incluso la tuya. No, esto no va a pasar, no voy a dejar que nadie te haga daño.

El causante de que estés en peligro soy yo, por eso tengo que alejarme. ¡Vamos Jacob, levántate del suelo, CAMINA DE UNA VEZ, NO TE QUEDES PARADO, CAMINA!; me grita una y otra vez la conciencia, pero mi cuerpo no respondía, no quería obedecer esas órdenes. Mordí fuertemente mi pata, para ver si con un estimulo conseguía hacerla funcionar, pero no fue así, comencé a sangrar; la hemorragia a los pocos segundos cicatrizó. Intenté recomponerme, pero no pude, caí nuevamente al suelo gimiendo por el dolor que sentí en el corazón.
Cuando me alejé de Nessie no fue ni una cuarta parte de doloroso de lo que estoy sintiendo ahora, seguramente sería porque no la amaba y porque la imprimación estaba casi desvanecida.


Hacía rato que estaba escuchando una tormenta acerarse, el olor a humedad cada vez era más presente, no se hicieron esperar las gotas de lluvia. La tormenta era muy intensa, los fuertes truenos hacían temblar todo el suelo. Olfateé un olor bien familiar, el de Bella; vendría otra vez a intentarme convencer de que el plan era bueno y, para nada era así. Alice podría confundir sus visiones o, que cuando vinieran los Vulturis, el olor de Lluna siguiera en casa y ellos lo notaran o, peor aún, podría venir el miserable de Aro y con sólo tocar la mano de alguien sabría de la existencia de Lluna en nuestras vidas. Viera como viera el plan, sólo encontraba cosas negativas y que pondrían en peligro sus vidas, la mía me daba igual sino estaba con Lluna, ya era ahora un ser sin vida, volvía a ser Jacob zombi.


Bella llegó a mi lado y fue directa a inspeccionar la mordedura de la pata, aunque ya no había rastro de cicatriz, había dejado una gran marca de sangre en mi pelaje que ni el agua de la lluvia hizo desaparecer. Empezó a sermonearme, pensaba que había intentado herirme, y aunque fue así, no lo hice con la intención de suicidarme. Bella pensaba que quería quitarme la vida como las otras veces, sólo por ella no hacia esto, la hundiría todavía más en pena. Quise desconectar y no escuchar la regañina de Bella, pero un olor hizo despertar todos mis sentidos; era el de Edward, pero no venia solo, no me hizo falta estudiarlo mucho, ese magnífico olor lo distinguiría en cualquier lugar. Me puse en pie, escuché como los pasos rápidos de Edward se acercaban, y con ellos la agitada respiración de Lluna.


Comencé a gruñirle enfadado a Bella, ¿por qué demonios habían hecho esto?


- Tranquilo Jacob, tienes que escuchar a Lluna; lo está pasando fatal, me recuerda tanto aquella vez que perdí a Edward. No puede vivir sin ti Jacob.


- Me da igual Bella. Sí qué podrá vivir sin mí. Estar con ella eso sí que sería una muerte segura para Lluna.- Me hubiera gustado que en este momento me pudiera entender o leer mi mente, no entendió nada de mi aullido.


- Jacob, habla con ella, si supieras por todo lo que está pasando sabrías que no puedes separarte de su lado, la estás matando minuto a minuto con vuestra separación. Lluna está sufriendo tanto como tú. –Comencé a gimotear, no era posible que Lluna sintiera el mismo dolor que yo, eso era imposible, su cuerpo humano no lo podría resistir. Su olor cada vez estaba más cerca, atrayéndome, hipnotizándome. Todo el esfuerzo que había hecho estos días no había valido para nada, estaba totalmente atado a ella. Estaba tan cerca de estar con mi sanadora, podía ver hasta su figura entre la oscuridad de la noche. Tenía que irme, me era imposible estar más tiempo separado de ella sintiéndola tan cerca. – Además, Jacob, ella está conforme con el plan, Lluna confía en nosotros, igual que deberías hacerlo tú.


Me enfadé muchísimo con Bella, comencé a gruñirle. No le importaba para nada la seguridad de Lluna, como dijo Rosalie; eran capaces de cualquier cosa con tal de ver al chucho feliz. ¡Y tú, sanguijuela chupa sangre, sé que puedes oírme, lárgate ahora mismo y llévala inmediatamente a su casa! La única forma de mantenerla a salvo es estar lejos de ella, ¡lleváosla lejos de aquí, lejos de vosotros y lejos de mí! –Gruñí a Edward salvajemente, escuché como él le decía a Lluna que no se asustara-. Me estremecí de dolor por haberle hecho sentir miedo, se tenían que llevar a Lluna. Nuevamente gruñí, pero esta vez más bajo, no quería asustar otra vez a Lluna, se la tenían que llevar a casa.


- Jacob, yo no voy a ser la responsable de romperle más el corazón. Si de verdad quieres que se aparté de nuestras vidas, vas a tener que decírselo tú. – Dijo enfadada entregándome unos pantalones que llevaba detrás en una mochila.


Cuando Bella se dio la vuelta, salí apresuradamente de fase; quise meter en mi mente que las prisas que tenía eran por hablar con Lluna para que se alejara de nosotros ya y para siempre, pero en el fondo sabía que, lo que en realidad hizo que mi transformación de nuevo a un cuerpo humano fuera tan rápida, fue mi urgencia de verla y estar con ella. Me vestí con el pantalón y fui en busca de Lluna. Cuando estuve cerca salió corriendo a mis brazos, la abracé fuerte, con necesidad de sentirme cerca de ella. No tardé en unirme a sus lloros. Lluna estaba temblando en mis brazos, estaba empapada de agua, estaba helada. Desabroché su chaqueta mojada y pegué todo su cuerpo al mío para que entrara en calor. Su tacto en mi piel hizo que comenzara a temblar y mi corazón se sintiera un poco aliviado de dolor, pero no podía ser así, tenía que ser fuerte y alejarme de ella, tenía que luchar por su seguridad ya que parecía que a nadie más le importaba.


- Debes irte, no puedes estar cerca de nosotros. Ahora te llevaran a casa. – Rompí nuestro abrazó con una gran convulsión, mi cuerpo se negaba a estar separado al suyo.


- No, no puedo irme, tengo que explicarte, los Cullen tienen un pl…


- Es un estúpido plan, saldrías herida o muerta.


- Eso no es verdad, puede funcionar, ellos están muy convencidos que todo saldrá bien.


- No pienso arriesgar tu vida por egoísmo de retenerte a mi lado.

Lluna intentó abrazarme, pero con gran dolor rechacé su contacto, no podía estar cerca de ella, me tenía que alejar por su seguridad.


- Jacob, te necesito. No puedo imaginarme un futuro donde tú no existas.


- Ninguno de los dos existirá si seguimos con esto Lluna. Debemos separarnos para siempre.


- ¡Jacob, te quiero!


- Yo también y, por eso, debemos estar separados. – Le dije entre lágrimas.


- Eso es totalmente absurdo – Me dijo molesta retrocediendo un paso.


La única forma de hacer que Lluna se fuera, era haciéndole más daño, quizás así me recordaría como un ser despreciable y nunca se acercaría a un ser odioso cómo yo.


- La absurda eres tú por querer seguir con esto, debes irte ya a casa. –Le dije muy enfadado.


- ¡No pienso irme a ningún lado sin ti!


Todo esto estaba llegando demasiado lejos, tenía que romper esta situación aunque le hiciera daño.


- ¡Lluna aléjate de mí, no quiero verte nunca más!


- Eso no es cierto – Me dijo entre lágrimas. –Yo no puedo estar separada de ti, ni tú de mí.


- Una vez ya sobreviví y lo volveré hacer. Tú eres fuerte Lluna, lo conseguirás, lo sé.


- Tú no sabes nada.

- Sé que ya pasé por esto cuando se fue Nessie, y lo volveré hacer. – Sabía que esto era falso, con ella no fue tan doloroso ni traumático.


- ¿Eso significo para ti?, ¿una imprimación más? - Me dijo con odio.


- ¡Si pensando eso te es más fácil olvidarme, piénsalo! – Le dije furioso, ella pensaba que no la amaba, ¡pero la amaría toda la vida!


La dejé dando grandes zancadas hasta donde me permitió mi cuerpo. Llegó un punto donde las cuerdas que me atan a ella no me dejaron avanzar más, el mismo dolor en el pecho lo volví a sentir, impidiéndome respirar. Me escondí detrás de unos arbustos, esperando que dejara de buscarme, se marchara, y yo pudiera transformarme para poder seguir con mi partida. Lluna se paró a pocos metros, aguanté la respiración para que no me escuchara, lo que sí que escuché fue como se desplomó en el suelo.


Salí de mi escondite y corriendo me acerqué a ella, estaba empapada y helada de frío, su piel estaba bien pálida. Su corazón iba muy despacio, sentí miedo de perderla para siempre. Edward y Bella aparecieron enfrente nuestro, él se agachó e intentó cogerle la mano, le impedí esto, ahora que Lluna estaba débil serían capaces de hacer cualquier cosa para que no se fuera, incluso convertirla para que no tuviéramos problemas con los Vulturis.

- Sólo quiero tomar su temperatura.-Le dejé que lo hiciera, Edward era hijo de un doctor, tenía más idea de medicina que yo seguro, aún así, no quité vista de sus movimientos. – Tiene su temperatura corporal muy por debajo de lo normal, hay que hacerle entrar en calor y llevarla, cuanto antes, con Carlisle para ver si puede hacer algo para que mejore su estado de salud.


Con cuidado la levanté en mis brazos y se la entregué a Bella.


- Súbela encima de mí, yo la llevaré, así entrará antes en calor. Sujétala bien fuerte para que no caiga. – Le dije y entré en fase sin quitarme el pantalón, lo escuché como se desgarraba.


Bella se subió encima de mí dejando a Lluna recostada, cuando me aseguré que estaban las dos bien sujetas comencé a correr desesperado. Seguí a Edward hasta un bosque cerca de la autovía, allí tuve que salir de fase para ir al aparcamiento. Cuando me trasformé cogí a Lluna en brazos, su temperatura estaba más baja, el aire frío que le había dado cuando corría a toda velocidad la había helado más. Entramos en el coche, Edward encendió el motor, la calefacción al máximo y salió chirriando ruedas. Toda la ropa de Lluna estaba chorreando agua y helada, la desnudé dejándola sólo en ropa interior para que entrara antes en calor. La pegué toda a mi cuerpo, sujetándola como si fuera un bebé. Edward llamó a Carlisle para informarle de la situación de Lluna y comenzara a preparar el tratamiento. Después cogió el móvil de Lluna y envió por ella un mensaje a sus padres diciendo que no iba a dormir a casa.


Lluna, aunque había conseguido entrar un poco en calor, todavía seguía fría. Su precioso color de piel canela ahora era pálido amarillento. Tenía los labios y las uñas amoratadas por el frío. Entrelacé nuestras manos y comencé a besar todo su rostro, haciendo presión en sus labios morados. Limpiaba mis lágrimas que caían en su cuerpo para que no sintiera más cosas frías y húmedas.


Llegamos a casa de los Cullen, en todo el camino nadie dijo palabra, estaba demasiado preocupado por el estado de salud de Lluna. Entramos en casa y seguí a Carlisle, que me llevó hasta mi cuarto. Dejé a Lluna tumbada en la cama, la veía muy frágil. Comencé a convulsionar violentamente al ver tal imagen.
Todos nos reunimos alrededor de mi cama viendo como Carlisle trabajaba en el cuerpo debilitado de Lluna. No me percaté que estaba desnudo hasta que Esme me entregó unos pantalones, me los puse. Vi que Lluna también estaba medio desnuda, le dije a Alice que la vistiera con ropa de abrigo y saqué fuera a todos los mirones, incluido yo, no podía ver más el cuerpo helado de mi amada. Yo era el culpable porqué estuviera así, pero los realmente culpables de esta situación eran Edward y Bella por llevarla donde yo estaba sin preocuparse del estado de salud de Lluna.

- Si le pasa algo grave a Lluna, los únicos responsables vais a ser vosotros. – Les dije amenazante.


- Jacob, le dimos una chaqueta, no pensamos que tuviera tanto frío. – Me dijo Edward defendiéndose de mi ataque. Bella no dijo nada, tenía la mirada triste perdida en el suelo.


- ¡Me importa una mierda la chaqueta!, ¡no tuvisteis que llevarla hasta allí, es peligroso que esté cerca de nosotros y ahora está sufriendo por vuestra culpa!


- Jacob, Lluna ya estaba sufriendo por vuestra separación, como tú. –Me dijo Bella apenada.


- ¡A ti Lluna te importa bien poco, lo único que quieres es que yo esté feliz con ella, para así no tenerme que soportar depresivo!

- ¡Eso no es cierto! – Me contestó en un tono de voz elevado haciéndome enfadar más.


- Sabes que si, ¡al precio que sea, incluso la vida Lluna!, ¡eres una interesada qué sólo piensa en ti misma sin mirar las consecuencias! – Le dije arrinconándola en la pared.


- ¡No hables así a mi mujer! – Dijo Edward entre poniéndose en medio de Bella y yo, defendiéndola.


- Sabes que es verdad Bella, te conozco para saber que es cierto todo lo que he dicho. – Le dije separándome de ellos y mirándola a los ojos.


- Sí, al principio sí, -me dijo Bella avergonzada- pero cuando la vi tan derrumbada me recordó a cuando Edward se fue y… y…, la única solución que hay para que no estéis así es estando juntos.


- ¡No podemos estar juntos, pondría su vida en peligro!


- ¡La matarás de dolor si te separas de ella!


Me hubiera gustado contestar a Bella, aunque no tenía ninguna frase para poderme defender de sus ataques, pero Lluna comenzó a llamarme y salí disparado hacia la habitación. Cuando entré, la vi tan frágil que me rompió aún más el corazón así que, con cuidado de no hacerle daño, me senté a su lado y comencé acariciarle la cara que todavía estaba fría y seguía teniendo ese color espantoso amarillento. Le pregunté a Carlisle cuál era el estado de salud de Lluna.


- Ahora iba hacerle una exploración, pero creo que no corre peligro alguno. Necesito que se siente.


Ayudé a Lluna a incorporarse en la cama. Carlisle comenzó hacerle la exploración. En todo momento no le aparté la vista, se veía tan débil que parecía que en cualquier momento se iba a desplomar de nuevo. Cuando Carlisle terminó la exploración, la tumbé de nuevo en la cama y la tapé con una manta para que entrara de nuevo en calor, Lluna estaba temblando de frío.


- Su temperatura corporal todavía está baja, pero va remontando. Necesita descansar. Lluna, ¿eres alérgica a algún medicamento? – Le respondió que no.- Entonces voy a administrarte unos calmantes para que te ayuden a relajarte.


- No quiero calmantes. –Contestó en un hilo de voz.


- Lluna, ya has escuchado a Carlisle, necesitas dormir para recuperarte. – Si seguía así podría empeorar.


- No quiero dormir, no quiero que te vayas. – Dijo con la voz rota. Lluna tenía que descansar para recuperarse. La única forma que ella aceptaría tomar los medicamentos sería prometiéndole que me no me iría, de momento.


- Carlisle, voy a intentar convencerla, si no resulta se lo pondremos a la fuerza. – Le cuchicheé, imposible que lo escuchara Lluna. - Mañana por la mañana seguiré aquí. –Le dije, besé con cuidado su mano vendada a causa de las agujas del goteo que tenía puesto por mi culpa.



Lluna confió en mis palabras y dejó que Carlisle le administrara el medicamento sin rechistar. Me hubiera gustado poderle prometer que nunca me iría de su lado, que siempre estaríamos juntos, pero esto no podía ser así, con mucho dolor que sintiera por la idea, por su seguridad, no podíamos estar juntos.
Cuando Carlisle se fue, comencé a frotarle los hombros con delicadeza para que entrara en calor, pero seguía temblando de frío, la única forma de hacerle entrar rápido en calor sería tumbándome con ella, haciendo de estufa. Con cuidado de no chafar los tubos del goteo me tumbé junto a ella y nos tapé. Lluna se giró a mi lado, quedando su cabeza encima de mi pecho. Allí sentí las húmedas y frías lágrimas de Lluna.

- ¿Lluna, te duele algo? – le pregunté asustado, negó con la cabeza. Lluna estaba llorando por la idea que me fuera, igual que estaba llorando mi corazón.- Mañana por la mañana seguiré aquí, aunque esto no ha cambiado nada. Mi decisión sigue siendo la misma.


- Pero, pero…


- Pero nada, todo sigue igual. Mañana, si te encuentras bien, te llevaré a trabajar, yo y todos los Cullen nos iremos. No sigas presionándome, por favor. – Le dije roto de dolor por la verdad de las palabras.
Aunque sabía que esto sólo iba a ser un acercamiento espontáneo, la simple presencia de Lluna había hecho comenzar a cicatrizar las heridas de mi corazón. Mañana, cuando de nuevo nos separáramos, volverían a abrirse. Lluna, exaltada, levantó la cabeza de mi pecho, mirando el reloj de la mesa.


- Tengo que llamar a mis padres y decirles…


- No te preocupes, Edward les ha enviado un mensaje por ti diciendo que te quedabas aquí a dormir. – Le contesté acariciándole el pelo para que se tranquilizara y volviera a descansar.


Dejó la cabeza apoyada en mi pecho, su respiración cada vez era más lenta y pausada, los tranquilizantes habían hecho total efecto dejando a Lluna dormida en un profundo sueño. Pasé toda la noche velando por su salud, vigilando como, poco a poco, su temperatura iba aumentando, disfrutando del tacto de su piel y pelo, recreándome en su dulce olor. Me mentí pensando que siempre sería así, deseé que se parara el tiempo, así siempre estaríamos juntos, me hizo tan feliz esa mentira. La realidad era demasiado amarga, mañana me iría cuando la dejara, nos iríamos para siempre, no haría la estupidez de los días pasados retorcijándome de dolor en el boque. Le pediría a Carlisle que me diera una sobredosis de calmantes para dormirme y, cuando me despertara, ya estuviera lejos de ella, así no pasaría otra vez lo mismo, no habría vuelta atrás.


Según iban pasando las horas, su respiración fue volviéndose más irregular, los medicamentos estaban dejando de hacer efecto. Dejé la mentira y volví a la realidad, forcé a mis manos para que dejaran de acariciar su cuerpo, me obligué a respirar por la boca para no oler su aroma hipnotizador. Lluna se despertó.


- Es muy pronto todavía; si quieres, puedes seguir durmiendo. – Le dije, así podría seguir viviendo unos minutos más la mentira.


No quiero dormir más, sería tirar el poco tiempo que me queda a tu lado. –Volví al mundo real, un mundo amargo dónde volvía a ser Jacob zombi sin sentimientos, sólo dolor.


Quise levantarme pero no me dejó, tenía que avisar a Carlisle para que evaluara su estado de salud.


- Voy avisar a Carlisle, ahora vengo. –Acaricié por última vez su rostro, disfrutando por última vez su tacto. Oí los pasos del doctor como sonaban en la escalera.- Nos ha escuchado, ya sube él.


Carlisle entró en la habitación y la examinó, dijo que ya estaba recuperada, pero aún así, si no se sentía bien, podría facilitarle un justificante, ella le dijo que no, sólo necesitaba una ducha para despertarse. Estaba actuando como una orgullosa, aunque lo poco que la conocía sabía que lo era, nunca pensé que llegara a tales extremos.


Alice entró en la habitación y le entregó ropa y utensilios de higiene. Lluna se quedó parada mirándome, en sus ojos pude ver el miedo a que me fuera, le aseguré que no haría esto hasta que la dejara en el trabajo, después de esto entró en el cuarto de baño. Carlisle dándome un fuerte apretón en el hombro, dándome apoyo, se fue. Alice se sentó conmigo en la cama.


- ¿Qué vas hacer Jacob?


- Lo que debería haber hecho hace varios días, irnos.


Alice fue a contestarme, pero tuvo que ver algo en mi semblante porque se paró de golpe, se cruzó de brazos y sopló. Dejé mi espalda caer en la cama, al hacer este movimiento levanté aire y, con él, todo el aroma de Lluna que estaba camuflado entre las sabanas llegó al fondo de mis pulmones. Exigiéndome más, contuve el aliento para denegar a mi cuerpo esa petición. Cuando sentí que me faltaba oxigeno comencé a coger aire poco a poco por la boca, los pulmones comenzaron de nuevo a exigir ese olor, haciéndomelo saber con un dolor que se fue expandiendo hasta mi corazón. Bella ayer me dijo que Lluna lo estaba pasando tan mal como yo; esto no podía ser cierto, si lo fuera, no creo que lo pudiera resistir.


- Jacob, antes de que se vaya nos gustaría podernos despedir de ella.


- Creo que a ella también le gustaría.


Nos quedamos en silencio el tiempo suficiente para que me diera tiempo a pensar demasiadas cosas; aunque tenía que dejarla ir, mi cuerpo y parte de mi mente odiaba eso, no podía hacerme la idea de estar separado de ella. Me dolía la cabeza, el pecho, los pulmones… Mi vida ahora sería una tortura llena de dolor, pero no me importaba morir de sufrimiento con tal de salvar la de Lluna. Deseaba y rogaba que su futuro fuera mejor.


- Alice, ¿cómo será la vida de Lluna a partir de ahora? – Le pregunté cuando el dolor me dejó hablar.


- No lo sé, Jacob, está muy cerca de ti, cuando se aparte de tu vida comenzaré a indagar en su futuro y a descifrar las pistas. Lluna no tardará en salir del baño, no creo que sea bueno que te vea de esta guisa.


Como pude me incorporé de la cama; Lluna, a los pocos minutos, abrió la puerta preguntándole a Alice por maquillaje, me hizo un favor llevándosela fuera de la habitación, así tendría unos minutos para conseguir recomponerme. Me cambié de ropa para llevar a Lluna al trabajo; cuando entré en el baño, el calor del vapor del agua había hecho concentrar el aroma de Lluna, llegando hasta el fondo de mi ser, hipnotizándome, cerré los ojos por el placer que sentí y lo relajado que se sintió mi cuerpo. Cuando fui consciente de lo que estaba haciendo abrí de golpe los ojos, viendo en el espejo el ser indeseable y débil que era. Le di un puñetazo haciendo añicos el espejo. Bella, asustada por mi golpe y los temblores entró en el baño y me envolvió con una toalla la mano que estaba sangrando. Caí convulsionando al suelo sintiendo una gran presión en el pecho. Bella me cogió la cara obligándome a mirarle a los ojos.


- ¡Jacob, Jacob para, tranquilízate! – Aunque no quería transformarme, mi espíritu lobo lo pedía a gritos para poderse desprender del dolor del pecho. – Jacob, cálmate, no puedes transformarte ahora y aquí, Lluna está en la otra habitación, creo que no se sentiría bien viendo a un lobo descontrolado e irritado.
El sólo pensar cómo se sentiría Lluna hizo que mis convulsiones fueran menos violentas. Ayer, cuando me escuchó gruñir, sintió miedo, no quería que ella se sintiera así. Las convulsiones se trasformaron en temblores. El dolor del pecho era tan grande que me impedía respirar. Por mis ojos comenzaron a salir lágrimas de impotencia. Bella se tumbó conmigo en el suelo y me abrazó fuerte.


- Jacob, siento mucho por todo lo que te hecho pasar, perdóname, por favor. – Me dijo con voz desgarrada.


Dejé la cabeza apoyada en su hombro llorando desconsoladamente como nunca lo había hecho. Bella estuvo apoyándome hasta que me tranquilice.


- Jacob, me tienes aquí para lo que necesites, no estás solo en esto ¿Para qué están los amigos si no es para ayudarse? –Dijo limpiándome las lágrimas.


- Siento no poder cumplir la promesa de hacerte de nuevo feliz, Bella. Te voy a necesitar a mi lado más que nunca.


- Voy a apoyarte en todas tus decisiones. Yo seré feliz cuando de nuevo lo seas.– Esto iba a ser imposible, seríamos dos infelices en esta vida.


Me ayudó a levantar, limpié la mano de sangre con agua, la piel ya había cicatrizado dejando los cristales clavados dentro. Fuimos al piso de abajo, Carlisle extrajo los cristales de dentro cortando con un bisturí la piel y sacando los trozos de cristal. Me tragué los gritos de dolor cuando Carlisle extraía cada cristal, el dolor que sentía en mi mano no era nada comparado con el dolor que sentía en mi corazón. Bella sujetaba mi otra mano y me dejaba que la apretara para descargar la tensión y el dolor. Poco después de que Carlisle terminara de curarme, entró Esme avisándome de que bajaba Lluna. Fui a la cocina, Esme nos había preparado el desayuno, llené mis pulmones de aire antes de que entrara Lluna.


Esquivé su mirada en todo el desayuno, no podía soportar ver sus ojos tristes. Tuve que chantajearla para que comiera algo, tenía miedo de que volviera a caer enferma.


Cuando terminamos de desayunar me pidió despedirse de toda la familia Cullen. Primero, fuimos al despacho de Carlisle que se encontraba él y Esme; después, fuimos al salón que era donde estaban todos los demás. En toda la despedida no pude mirar a nadie, había un ambiente desolador en toda la sala y yo no podía admitir más pena y tristeza.


Cuando por fin terminó la dura despedida, fuimos al coche y puse rumbo al trabajo de Lluna. Ahora vendría la parte más dura, la hora del adiós definitivo. Me partía el corazón verla llorar: quería limpiarle las lágrimas, abrazarla, consolarla; ¿cómo iba hacer esto si sabía que el causante de toda su tristeza era yo? Me odiaba por hacerle sentir esto. Por el rabillo del ojo vi el semblante de Lluna, estaba deshecha en pena y, por momentos, más pálida. Me pidió que parara el coche, frené y ella abrió la puerta. Comenzó a vomitar, cuando salí del coche para socorrerla, ella también salió y fue dando tumbos hasta parar a un árbol. No sabía qué hacer, me puse muy nervioso; tenía que avisar a Carlisle, pero la vi muy débil y no quería dejarla sola, yo no podía hacer nada, él era un gran médico y sabría qué hacer para mejorar el estado de salud de Lluna. Tenía miedo de irme y que se desmayara, pero no podía hacer otra cosa. Ayudé a que se sentara, entraría en fase y en poco más de tres minutos ya estaría de regreso con Carlisle.

- Voy avisar a Carlisle, ahora vengo. – Le dije sujetando su cara pálida y fría.
En ningún momento me imaginé como reaccionó, me quitó las manos de su cara, rechazando mi caricia, mi consuelo. Yo era él causante que se sintiera así, de todo su dolor, me odiaba.


- ¡No hace falta que llames a nadie! Estoy bien, vámonos. – Dijo con resentimiento, se puso en pie, dando tumbos fue al coche y cerró la puerta dando un portazo.


Lluna me odiaba, no me quería cerca de ella, rechazaba mi contacto, me despreciaba, y no era para menos; todo lo que le había hecho sentir, todo el dolor por mi culpa y, ahora, sólo sentía odio. Sus sentimientos me irritaron más de lo que me habría imaginado. Hace horas hubiera hecho cualquier cosa para que sintiera eso y se fuera de mi vida para siempre, pero ahora, sin saber el por qué, su actitud hacia mí me dolió muchísimo. Me sentí enfurecido por no entender mis sentimientos, ni yo sabía lo que quería que sintiera ella por mí. Intenté desahogarme con lo primero que encontré, cogí el tronco donde había dejado antes sentada a Lluna y lo lancé, estalló contra el suelo haciéndose añicos.

Me metí en el coche y conduje irritado hasta una gasolinera donde me indico Lluna que parara. A través de los cristales del coche seguí todos sus movimientos, me preocupaba que se fuera a marear de nuevo. Compró una botella de agua y algo más que no supe que era, parecían unos caramelos o algo parecido. Cuando se metió de nuevo en el coche, sonó su teléfono móvil, no respondió a la llamada, envió un mensaje a quien fuera que le estuviera llamando.


En todo el camino estuve analizando mis sentimientos por Lluna. Yo sabía a la perfección que sentía un gran amor por ella. Llenaría de besos y caricias todo su cuerpo para que se sintiera la mujer más amada del mundo, y yo, deseaba que me hiciera sentir un hombre en todos los sentidos y, con el tiempo, rebosar de felicidad al construir con ella una familia. Haría lo que fuera para hacerle sonreír en cada momento, todo para que fuera feliz día a día. Estaba haciendo todo lo contrario de lo que quería; nunca la volvería a besar ni acariciar y no podía planificar un futuro juntos, tampoco la podría hacer feliz. Nuestra separación le estaba produciendo una gran tristeza y odio hacia mí; esto era bueno para ella, porqué así me olvidaría más rápido -o eso pienso yo-. Lo que realmente no comprendía era que si yo quería que Lluna me olvidara, ¿por qué demonios me dolía tanto la idea de que me odiara? ¿Por qué no quería que me olvidara? Ni yo mismo me entendía.


Dejé todos estos dilemas e irritación para más tarde, estábamos llegando al trabajo de Lluna y, en consecuencia, la despedida. Aunque no quería, ni sabía si iba poder alejarme de ella otra vez, por la seguridad de Lluna, debía de ser así. Por mi cabeza pasó la idea de raptarla y llevármela algún sitio escondido del mundo, así podríamos pasar toda la vida juntos. Luego recapacité y me di cuenta que estaba teniendo ideas de psicópata. Dejé el coche estacionado en una zona de carga y descarga, no iba a molestarme en buscar un sitio mejor para estacionar, de esta forma tendría otro motivo para que la despedida fuera corta y no volvieran a parecer más ideas lunáticas por mi cabeza. Vi las lágrimas de Lluna caer por sus mejillas que me rompieron el corazón. Mi forma de proteger a Lluna era produciéndole dolor, ¡qué gran guardián que soy!


Sin ser consciente, una parte de mi cerebro estaba planificando más ideas psicópatas, tenía que despedirme de Lluna antes de que las efectuara. Cerré los ojos, no era capaz de despedirme de ella y verla de nuevo llorar.


- Adiós, Lluna. –Fueron las únicas palabras que lograron salir de mi garganta.


- Adiós, Jacob. – Dijo en un susurro, salió del coche. – Te quiero. – Pronunció con la voz rota cuando cerró la puerta.


Escuché como se alejó del coche. Con los ojos cerrados pisé el embrague, metí primera y aceleré, sólo cuando me distancié unos metros fui capaz de abrir los ojos, me obligué a no mirar por el retrovisor. De camino a casa dejé parte de mi ira en el pedal del acelerador.


Llegué a casa y metí el coche en el garaje, tenía que hacerle la revisión al coche; hace una semana que le hice más de 5000 Km y, en las próximas horas, debería de hacer de nuevo. En el garaje estaban Emmet y Rosalie haciendo la puesta a punto de todos los coches de la familia. Salí del coche y abrí el capó, cuando destapé el tapón del aceite salió un chorro de éste directo a mi cara.


- Es lo que pasa si no dejas que se enfríe el motor. – Me dijo Rosalie entregándome un trapo para limpiarme.


Me limpié la cara; normalmente, en esta situación, Emmet estaría tirado por los suelos de la risa, pero seguía con la mirada perdida en el suelo igual que esta mañana. Miré a mí alrededor y vi que los coches no estaban preparados con el equipaje.


- ¿Cuándo nos vamos? – Les pregunté.


- Hoy va hacer un día despejado, no podemos salir hasta que sea de noche. – Me contestó Rosalie, Emmet seguía en su mundo.


- ¡Genial, me parece estupendo! – Dije sarcástico.


Crispado entré en casa y le dije a Carlisle que me marchaba ahora, tenía que alejarme de este país cuando antes. Esme no me permitió eso, me dijo que no estaba en condiciones de hacer un viaje tan largo; a cambio, le pedí a Carlisle unos somníferos para dejarme dormido hasta la hora de la marcha. Me dio un pote de pastillas, me dijo que me tomara dos y, si a la media hora seguía despierto, me tomara otras dos.


Fui a mi cuarto, y me tomé todo el frasco de pastillas de golpe para que pudieran hacer efecto los somníferos antes que mi cuerpo los quemara. Me tumbé en la cama esperando que hicieran efecto. Me cogí fuerte a los barrotes del cabecero, impidiendo que mis pies salieran corriendo en busca de Lluna. Tenía que dormirme ya, sino mi mente comenzaría de nuevo a inventar estrategias estúpidas para regresar con Lluna. Si estaba todavía aquí, era por Esme, se que si me fuera ahora le haría sufrir muchísimo, estaría muy preocupada. Ella se comportaba conmigo como una madre, aunque yo no recordaba mucho cómo era una, sentía como si ella lo fuera.


Comencé a marearme, el cuerpo cada vez lo sentía más debilitado. Cerré los ojos esperando que la sobredosis de somníferos hiciera efecto, y así fue.

EN EL PROXIMO CAPITULO DE LAGUNA NOCTURNA.....



Habían pasado años desde la última vez que la vi, mi vida sin ella no tenía sentido alguno. Tenía que recuperarla fuera como fuera, seguiríamos el plan de los Cullen, me mudaría con ella y dejaría a mi familia de acogida para siempre si era necesario. Lo único que quería era estar con Lluna, no soportaba vivir más tiempo con este dolor. Intenté seguir con un estilo de vida más o menos digno, al estilo Jacob zombi, pero me fue imposible.


Llegué a su casa, todo estaba muy cambiado y su olor no estaba por ningún lado. Llamé a la puerta y contestó su padre diciéndome que ella ya no vivía allí, me dio su nueva dirección. Fui donde me dijo, era a las afueras de la ciudad, cerca de una iglesia antigua de piedra. Allí no había casa alguna, ni signos de que Lluna estuviera cerca. Volví a dar vueltas con el coche para ver si me había confundido, miré el mapa varias veces más y todas las veces volvía a parar al mismo sitio. Quizá su padre me había dado la dirección incorrecta, o tal vez no. En ese momento en mi cabeza se escuchó como se encendía un interruptor, entonces comprendí que estaba en el lugar correcto, no podía ser. Salí del coche y fui detrás de la iglesia, al cementerio.

6 comentarios:

  1. me a encantado este capitulo y estoy deseando que yegue el proximo capitulo la historia se esta poniendo cada bez mas interesante sigue asi guapa besos y asta el proximo capi

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  2. HHHOOO!!!!!! q triste
    no puede terminar asi !!!
    pobre lluna,no aguanto asta el proximo capitulo!!!!

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  3. O...M...G sin palabras espero el proximo besos

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  4. hola wapa!
    que capítulo! que triste.. tengo un nudo en la garganta.. porq jacob es tan cabezota?
    ya estoy deseando poder leer el próximo capítulo.. que habrá pasado con Lluna?? espero que no pase lo que se cree jacob..
    espero q tengas un feliz fin de semana
    T'estimuuuuuu! Petonets!

    PD: adoro como escribes!!!! xD

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  5. o por dios!!!! no me dejes a si e llorado y...y...y...y por favor publica pronto1!!!! me dejastes en shot11 aaa!!!!
    jejejej
    publica proto cuidate
    mi blog es:
    http://lohalbmbam-mabelyn.blogspot.com/

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  6. me ha encantado. estoy enganchadisima a la historia. No me dejes con la intriga. no cambies nunca

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