viernes, 11 de febrero de 2011

10. El principio del final POV Jacob


¡HOLA por fin llegó el viernes!!!! Antes de leer el cap tenéis que saber unas cosillas; este cap y los dos siguientes serán POV Jacob, explica la historia antes de conocer a Lluna y, por lo tanto, explicará el porqué los Cullen “existen en el mundo real”, el siguiente será conociendo a Lluna y el último explicará porque estaba tan extraño en el cap 9. Me pareció necesario hacerlo para que conozcáis los pensamientos y sentimientos de Jacob porque en los próximos capítulos van a pasar cosas emocionantes e inesperadas. Es un POV Jacob especial porque la mayoría de este y los próximos capítulos son cosas que Lluna no ha vivido y, por lo tanto, no ha explicado.

Este finde estaré fuera e incomunicada de toda vida humana (no es que me vaya de la tierra, es que voy a una casita en medio del campo y allí lo de internet no existe, tampoco hay electricidad). Porfis déjenme sus comentarios, me estoy volviendo adicta a ellos y cada vez quiero más y más. Disfruten del cap, BeSotessss!!!!




Como cada noche desde hacía muchos años, no pude dormir, ni con mucho ejercicio que hiciera conseguía cansarme y conciliar bien el sueño. Sólo conseguía dormir unas 4 horas y siempre me levantaba por culpa de las pesadillas, bueno, la pesadilla. Soñaba que estaba perdido en un bosque buscando a alguien, pero no sabía a quien buscaba; corría y corría, buscaba y buscaba, pero no encontraba nada. Me despertaba sobresaltado, lleno de sudor y con las sabanas revueltas, entonces, comprendía que lo que había soñado no era una pesadilla, era la realidad, en lo que se había convertido mi existencia. Estaba perdido en esta vida, una vida que no tenía ningún sentido. Después de contar tres veces los cuadros que componían las sabanas -160, era el número exacto- y viendo que no conseguía conciliar de nuevo el sueño me levanté irritado y fui al baño. Me lavé la cara ya que tenía el sudor pegado; cuando me miré en el espejo, vi a un hombre que no reconocía. Tenía grandes ojeras y una barba de cuatro días, su mirada era triste y sin vida, ¿cómo iba a tener vida una persona que vivía como un zombi? Actuaba por instintos; si tenía hambre, comía; si quería correr, corría; cuando estaba cansado, descansaba… La mayor parte del día lo pasaba tumbado en el sofá haciendo zapping o merodeando en mi forma lobuna por el bosque. Sólo tenía unas horas obligatorias de trabajo a la semana, que consistía en llamar a los clientes e informarles de sus valores en bolsa. Con este trabajo conseguía suficiente dinero para comprarme algunos caprichos como mi nuevo Honda S2000 o adquirir las piezas de la moto que compré en el desguace, “mi pequeña”. Cómo me gustaba esa moto, la había hecho crecer de la nada, sólo era chatarra y ahora se había convertido en una moto espectacular. Mi estomago comenzó a rugir, e hice lo que el cuerpo me pedía, sin preocuparme si era ya la hora del desayuno o no.


Salí de mi habitación y fui a la cocina que estaba en el piso de abajo. Abrí el armario y me preparé un gran tazón de cereales con leche, no me apetecía complicarme preparando el desayuno. Me senté en el taburete, no me molesté en acercarme a la mesa para apoyar el bol, lo agarré con una mano y mientras que con la otra cogía los cereales con la cuchara y los metía en la boca. Miré por la ventana, estaba comenzando a despertarse un día nublado y frío, como siempre. Es una de las pegas de vivir con la familia Cullen, siempre que nos mudábamos tenía que ser a un lugar poco soleado. Donde nací, en la Push, tampoco es que el clima fuera muy cálido. Las pocas veces que salía el sol me pasaba todo el día en el bosque cargando el cuerpo de vitamina D.


Un día más en mi mierda vida de muerto, un día más que tenía que soportar este dolor en el pecho que no me dejaba vivir. Quería que terminara esta maldita pesadilla de una vez, pero no encontraba ninguna salida para despertarme de este maldito sueño. Aunque si me cortaba con el cuchillo de la cocina lo suficientemente hondo en el cuello, seguramente conseguiría desángrame antes que mi cuerpo cicatrizara la herida o Carlisle pudiera hacer algo para cortar la hemorragia. El cuchillo desapareció de la mesa y fue a parar a las manos de Bella, maldito Edward, seguro que estaba espiándome, ¡sal de mi mente cotilla!. Bajé la mirada al bol de cereales, no quería ver a Bella, aunque el sermón me lo iba a dar igualmente.

- ¿Se puede saber que estabas pensando hacer, Jacob? – Dijo Bella dejando el cuchillo en el cajón. No le contesté, ella sabía perfectamente cuál era la respuesta gracias al chismoso de su marido. Me encogí de hombros y seguí comiendo. – Pensaba que la etapa de los suicidios ya había terminado.

Cuando todo comenzó a ir mal, había intentado quitarme la vida varias veces sin resultado. En los momentos malos siempre estuvo Bella y siempre estará apoyándome, por eso siempre será mi mejor amiga. Ella también lo pasó muy mal cuando Nessie comenzó a cambiar, en vez de apoyarla como había hecho siempre conmigo, la abandoné. Ella, por suerte, me perdonó cuando las cosas fueron aún a peor y, desde entonces, siempre estamos juntos con toda la familia Cullen, pasara lo que pasara. Yo le demostraba mi apoyo como podía, la única manera de recompensarle por todo el daño que le había hecho era no haciéndola sufrir más, fue entonces cuando los fracasos de suicidio terminaron y comenzó la etapa Jacob zombi.


Bella se sentó en el otro taburete y apoyó su cabeza en mi hombro, dejé el cuenco de cereales vacío en la mesa y le di un abrazo. Después de tantos años, ya me había acostumbrado a su olor a vampiro y ya no me parecía tan desagradable.

Bella tampoco se recuperaba de la idea que Nessie estuviera con los Vulturis. La muy niña no soportaba la idea de alimentarse a base de sangre animal, necesitaba la sangre humana y se fue con los vampiros que le proporcionaban esa dieta. De esto ya habían pasado 7 años y yo y toda la familia Cullen no nos recuperábamos de esa pérdida. Aunque no fue una pérdida, ella eligió ese estilo de vida y se fue sin mirar atrás y sin pensar en las consecuencias. Con sólo recordar aquellos momentos, mis manos comenzaron a temblar, no podía permitirme pensar en ella ni pensar en nada, mi corazón comenzó a doler más fuerte, debía distraerme con otras cosas; piensa como un zombi Jake.

Me aparté de Bella, me levanté del taburete y fui hacia la puerta de la calle. Bella se interpuso entre la puerta y yo, no me dejaba salir.

- No voy hacer nada malo, sólo necesito despejarme un rato. –Bella se relajó un poco, pero seguía sin dejarme pasar, le di un beso en la cabeza y con suavidad la hice a un lado.

La casa daba al bosque, nada más salir por la puerta entré en fase haciendo la ropa a tiras y salí corriendo. Sólo cuando estaba en mi forma lobuna podía sentirme libre, las cuerdas rotas que me ataban a la partida de Nessi volaban libres cuando corría. Podía sentirme un poco más vivo, el problema era que el dolor en el pecho era más fuerte y más difícil de soportar. Me dejé caer al borde de un acantilado, dejando que pasaran las horas y que el dolor se aliviara, aunque esto último era imposible.

El paisaje era precioso, el bosque no terminaba allí donde alcanzaba mi vista, llené mis pulmones con aire limpio. Abajo del acantilado había un pequeño riachuelo, podía escuchar como el agua corría libre. Percibí un olor familiar muy cerca, levanté mi vista y vi como Bella venia corriendo por el bosque. Me levanté del suelo estirando los músculos agarrotados. Bella quedó parada enfrente.

- Jacob, Esme te ha preparado la comida. – Dijo Bella mirando el paisaje, algo me ocultaba cuando no me miraba a los ojos, le di un suave hocicazo en el brazo para que me contara lo que pasaba. – También tenemos una reunión familiar. – Dijo Bella acariciándome la cabeza.

Estas reuniones familiares solo querían decir una cosa, cambios. Desafié a Bella con la mirada para hacer una carrera de camino a casa. Comenzamos a correr por el bosque; al principio, ella cogió ventaja pero di un salto y me puse delante de ella. Desde que Bella dejó de ser una neófita no me ganaba en las carreras, el único con el que podía competir era con Edward, la sanguijuela corría muy rápido. Llegué a casa cinco segundos antes que Bella, di un aullido en señal de victoria.

- Que sepas que te he dejado ganar. – Sí, ya, claro.

Con ladridos le dije que iba a ponerme algo de ropa, Bella me entendió y entró en casa. Aunque no me leyera el pensamiento, nos entendíamos muy bien, nos conocíamos lo suficiente para saber lo que pensaba uno y otro sin necesidad de palabras. Fui a cambiarme a la cabaña de madera que había al lado de casa, la había convertido en un improvisado taller y armario de emergencia. Salí de fase y entré en la cabaña; me puse unos tejanos y una camiseta y fui a casa. Entré descalzo, Esme me regañó porque estaba manchando la moqueta de barro, me dio una toalla para limpiarme los pies y unas zapatillas, me dijo que la comida estaba servida en la cocina y que cuando terminara de comer fuera al salón.


Al principio, la comida que preparaba Esme no sabía muy bien, o estaba muy salada o cruda o seca; con el tiempo, fue cogiendo las medidas y los tiempos de cocción. Aunque estaba muy bueno, nada se podía comparar con la comida que preparaba Billy en la reserva, cómo echaba a faltar sus guisos, cómo lo extrañaba. Si él estuviera vivo, al menos, tendría una razón para seguir adelante.


Cuando terminé de comer, fui al comedor. Estaba toda la familia Cullen sentada en el sofá y los butacones esperando que llegara para comenzar la reunión. Aunque no hacía falta que estuviera presente para saber lo que iba a decir Carlisle, seguro que nos íbamos a mudar otra vez. Me senté en el suelo.

- Bueno, ahora que estamos todos, podemos comenzar. Creo que os podéis imaginar el motivo de esta reunión. Estamos comenzando a levantar sospechas entre la gente y, antes de meternos en problemas, vamos a mudarnos a otro lugar. – Carlisle actuaba como un buen líder protegiendo a toda su familia.

- ¿Dónde nos vamos a mudar esta vez? – Preguntó Rosalie. Con el paso del tiempo nuestra enemistad se convirtió en ignorancia. No nos caíamos bien, pero nos teníamos que soportar en la convivencia, ella no se metía conmigo ni yo con ella. Los dos llegamos a ese pacto cuando vine a vivir con ellos.

- Iremos a España. – Le contestó Carlisle.

- ¿España?, pero allí el clima es muy cálido, vamos a tener que estar escondidos durante el día, podríamos ir a otro lugar. – Dijo Emmet enfadado. Carlisle le contestó a esto.

- Iremos al norte, allí, el clima es húmedo, la gran mayoría de los días está nublado. Ya he buscado una casa apartada de la civilización, está rodeada por bosques y hay gran fauna de animales salvajes para poder alimentarnos.

- ¿Cuándo nos vamos a mudar?- Le preguntó Rosalie.

- Creo que pasado mañana ya podremos adquirir la casa y, si os parece bien, podríamos comenzar la mudanza cuando la hayamos comprado, no quiero pasar mucho tiempo aquí levantando más sospechas. No quiero que nos metamos en problemas con los Vulturis.

Al decir ese nombre mi cuerpo se estremeció. Todo esto era por su culpa. Al poco tiempo que Nessie se fuera con los Vulturis, comenzaron un plan para que toda la familia Cullen se dispersara y/o se trasladara con ellos. Publicaron un libro con la historia de la familia Cullen y mi manada. Los licántropos podíamos pasar desapercibidos y, si alguien sospechaba, no le dábamos importancia, nadie iba a creer a una fan histérica; pero, con los Cullen, todo era diferente. Ellos no podían pasar desapercibidos, su físico les delataba bastante, si la gente comenzaba a sospechar de ellos vendrían los Vulturis a eliminarlos por romper las leyes. Su propósito era que los Cullen se cansaran de estar huyendo de los humanos y se fueran a vivir a Volterra. Estaban deseando que se incorporaran en la plantilla los dones de Edward, Bella y Alice. Nessie sólo fue el anzuelo en toda esta historia, si ella ya estaba en Volterra, los Cullen tendrían otro motivo para ir. Nessie se fue porque quería vivir como un vampiro, un vampiro real bebedor de sangre humana, en lo que no pensó fue en el daño que hizo a toda su familia cuando decidió su cambio de costumbres.
Después que comenzara el juego del escondite Cullen, me podría haber quedado en la reserva, pero Bella me necesitaba, y yo necesitaba a una amiga. Como no había nada ni nadie que me atara en la Push, después de la muerte de Billy, decidí trasladarme con los Cullen y dejar la casa para Rakel y Paul.


La reunión terminó, y cada uno se fue hacer sus tareas y comenzar a empaquetar cosas. Yo no tenía muchas cosas que recoger, así que me quedé estirado en el sofá viendo la tele, dejando la idea de los Vulturis y Nessie de lado.




El día de la mudanza llegó, llenamos dos camiones con la mitad de nuestras pertenencias; la otra mitad, donde estaba incluida mi pequeña y las herramientas del garaje, las traerían dentro de una semana a España. Desde el norte de Finlandia hasta nuestra nueva residencia había dos largos días de camino en coche. Paré a dormir unas horas en Hamburgo y París, los Cullen también pararon para esconderse del sol. Llegamos a la casa nueva. Era muy grande, demasiado espectacular, típica del gusto de los Cullen. Todas las veces que nos habíamos mudado vivíamos en casas gigantescas y llenas de lujo. Ésta estaba muy apartada de la civilización y metida en medio del bosque. Entramos dentro de casa, todas las estancias eran muy espaciosas, me instalé en la habitación pequeña que había más apartada de la casa.

No tenía muchas cosas que desempaquetar, Alice me obligó a deshacerme de casi toda la ropa, quería comprarme de nueva y yo dejé que lo hiciera, así la haría feliz. Fui hacer una ronda de reconocimiento por los alrededores, mi parte lobuna lo pedía. No había señales de ninguna criatura extraña ni de humanos en unos 50 km a la redonda. Lo que sí había era gran diversidad de fauna: alces, ciervos, osos, jabalíes… Carlisle había elegido un buen sitio para mudarnos.

Pasaron tres días muy extraños, los Cullen actuaban de manera muy rara, estaban muy misteriosos. Le pregunté a Bella si ocurría algo, la veía muy alterada e irritada, pero no me contestó, me dijo que se estaban haciendo a la nueva vida, sería que les costaba acostumbrarse a los cambios. Yo estaba igual que siempre, un zombi. Después de tantos traslados ya no me agobiaban los cambios, nos habíamos mudado en 6 años 7 veces y con ésta 8. Lo bueno de esto es que había aprendido hablar muchos idiomas.


Comencé el día haciendo mis tareas de economista, tenía un poco abandonado el tema. Después de comer fui a dar una vuelta por el bosque, me encantaba correr por sitios nuevos y conocer rincones hermosos. Encontré un pequeño lago entre dos montañas, seguro que nadie conocía este lugar porque no aparecía en ningún mapa. El agua de éste era limpia y pura, bebí un poco.

Estaba oscureciendo, comenzaban a salir las primeras estrellas, la luna salió por detrás de las montañas y se reflejó en el agua. Me quedé un buen rato mirando el lago, vi mi reflejo en el agua, que hacía de espejo. La imagen que vi me gustó, un gran lobo rojizo imponente, saqué los dientes y, la verdad, es que daba miedo. Salí de la fase y vi reflejado en el agua a un hombre desnudo sin vida, esa imagen no me gustó y la borré tirándome de cabeza al agua fría. Salí de ella convertido nuevamente en lobo, sacudiendo el agua del pelaje, me fui a casa.

Me puse el pantalón empapado de agua que tenia atado en el tobillo y entré en casa con el pelo aún mojado. Edward, Bella, Jasper y Alice estaban sentados en los escalones del porche.

- Jacob, llevamos esperándote una hora, ve ahora mismo a cambiarte, te he dejado ropa encima de la cama. – Dijo una Alice enfadada.

- ¿Esperándome?, ¿es que vamos a alguna parte?

- Sí y, como no te des prisa, vamos a llegar tarde. – Contestó una Alice aún más molesta.

- No me apetece ir a ningún sitio, os podéis ir cuando queráis. – Dije subiendo las escaleras, Alice me paró en seco.

- Tú sí que vas a venir, si no te vas arrepentir.

- Jacob, yo de ti no le llevaría la contraria, Alice siempre tiene razón. – Me dijo Jasper, todos tenían una extraña sonrisa en sus caras menos Bella.

- Ve a cambiarte Jake y no tardes.- Me dijo Bella poniendo una falsa mueca en su boca con la intención que fuera una sonrisa.

Subí a mi habitación y vi que en la cama había un pantalón de vestir negro y un polo de color azul. Alice pretendía que me pusiera eso con unos zapatos, ni de coña. Abrí el armario y saqué unos tejanos y una camiseta negra, me puse mis deportivas de siempre y salí a la calle.

- ¿Jacob, porqué no te has puesto la ropa que te he dejado preparada? – Dijo Alice furiosa.

- Para darte en todos los morros y demostrarte que no siempre tienes razón. – Alice, haciéndome burla, entró en su Mercedes negro, Jasper intentaba esconderse la risa.

Todos se fueron para el coche, yo cogí a Bella por el brazo y nos metimos en mi coche, tenía que hablar con ella a solas. Pensé “Edward no te enfades, pero quiero saber que le pasa a Bella” y vi como Edward me hacía un gesto con la mano en señal de aprobación.

- ¿Dónde vamos, Bella?

- A dar una vuelta por la ciudad. –Contestó mirando por la ventanilla.

- ¿Y para qué vamos?

- Vamos a conocer la ciudad de noche.

- Vale, ¿y se supone que me tengo que tragar esa bola? – Bella por fin se giró mirándome- Sé que me escondéis algo, hace días que estáis muy extraños.

- Hoy saldrás de dudas, Jake – Me cogió la mano y la besó; estoy seguro que si pudiera llorar ahora mismo, estarían corriendo lagrimas por sus mejillas.

- Bella, me tienes muy preocupado, sé que te pasa algo, si no me dices dónde vamos, paro el coche ahora mismo.

- Por favor, Jake, no seas impaciente, ahora lo sabrás. – Bella soltó mi mano y se cruzó de brazos molesta.

Llegamos a la ciudad. Bella estaba muy triste, más que de costumbre. No paraba de morderse el labio, estaba nerviosa. A medio camino, le volví a preguntar si le ocurría algo pero solo me contesto con un “cállate ya, Jacob, deja de preguntar”, le hice caso y no volví abrir la boca.


Alice aparcó el coche en un descampado lleno de vehículos y de gente joven, la mitad de ellos borrachos y la otra comenzando a emborracharse haciéndose bebidas en el maletero de los coches. Aparqué al lado de Alice y salimos de los coches. Seguí a las dos parejas sin preguntar nada tal como me dijo Bella; si ella quería que no abriera la boca, no le dirigiría la palabra en toda la noche y, cuando no se dieran cuenta, me iría de vuelta a casa.

Nos metimos en una discoteca llena de gente y con música a gran volumen. Fuimos a una esquina donde parecía que había menos gente. Bella, Edward y Alice se fueron a la barra a buscar las bebidas que entraban con la compra de las entradas, decían que las querían para parecer humanos. Estaban muy extraños, no paraban de mirar por encima de la gente, como buscando algo. Me quedé a solas con Jasper, era el momento perfecto para escabullirme.

- ¿Dónde vas, Jacob? – Me paró Jasper a mitad del camino hacia la salida.

- Me voy a casa, no me apetece estar en este lugar.

- No te puedes ir, tengo órdenes explícitas de mantenerte aquí.

- Pues lo siento mucho pero tus órdenes no las voy a cumplir, adiós.


Casi estaba llegando a la salida cuando los tres misteriosos aparecieron enfrente de mí. Alice comenzó a bailar y chocó sus caderas conmigo, haciéndome perder el equilibrio. Casi caigo al suelo por culpa de la duende y haciendo caer a una chica que había detrás mío, por suerte pude recuperar el equilibrio y sujetar a la chica por la cintura antes que cayera al suelo. La chica tenía los ojos cerrados fuertemente. Seguramente, le hice daño cuando choqué con ella.

- ¿Chica, estás bien?

- No – efectivamente le había hecho daño.

- ¿Te puedo ayudar? –la pobre chica seguía con los ojos cerrados y temblaba, le había hecho más daño de lo que había pensado. La cogí fuerte por la cintura, tenía miedo a que cayera desmayada- estás temblando, ¿qué te pasa?, ¿necesitas algo?

- ¿Puedes hacer que desaparezcan los vampiros? – Su voz temblaba igual que todo su cuerpo, pero no por el dolor, sino por culpa de los Cullen, ya les valía, nos acabábamos de mudar y ya estaban levantando sospechas entre la gente.

- Te juro que he intentado que desaparezcan muchas veces, pero son muy insistentes.- !Idiota! ¿se puede saber porque le dices eso? Se me escapó una risa nerviosa.

Poco a poco la chica fue relajándose y abriendo los ojos; cuando nos miramos, toda mi vida volvió a tomar sentido, los hilos que dejó rotos Nessie cuando se fue, esa chica desconocida con sólo una mirada los había vuelto a soldar. Estaba totalmente atado a ella con una cadena muy gruesa y fuerte. Volvía a sentir mi corazón y no era de dolor, sino de alegría. Una gran sonrisa salió de mi boca, hacía mucho tiempo que no sonreía sin fingir.


La chica era preciosa, alta, delgada pero con curvas, piel color canela y pelo largo negro. Sus ojos eran marrones, dignos de una diosa o un ángel recién caído del cielo, un ángel que me había hecho revivir. Estuvimos un buen rato mirándonos sin decir nada, nuestras respiraciones estaban agitadas. La chica, muy despacio, acercó su mano a mi cara y la acarició, cerré los ojos de placer, hacía muchísimo tiempo que no sentía una caricia cálida. Puso su otra mano en mi pecho; a ciegas, busqué su cara, quería sentir su tacto, era tan suave y su mano que estaba en mi cara olía tan bien. Disfruté de su tacto y su olor como si fuera el mayor tesoro que podría haber encontrado y, en realidad, era así. Abrí mis ojos, tenía su mirada perdida, le levanté la barbilla con el pulgar para poder volver a ver esos hermosos ojos. Sin que mi cuerpo me pidiera permiso acortó la poca distancia que había. Sus labios rosados me llamaban con deseo. La chica quitó la mano de mi pecho y la puso detrás mi cabeza, comenzó acariciar mi nuca y empujarme hacia su boca. Mi corazón comenzó a latir muy fuerte igual que el suyo, nuestras bocas estaban muy cerca, cerré los ojos para disfrutar mejor del momento. Pude sentir como la chica daba un pequeño salto y se escondía en mi pecho, por instinto, la abracé bien fuerte, tenía que proteger al sentido de mi existencia, al ángel que me había vuelto a la vida. Vi a mi lado el motivo por el que ella había reaccionado así, Edward.

- Tranquila, no pasa nada, estoy aquí, no van hacerte nada malo. –La chica sabía que ellos eran los Cullen, si sabía esto también quería decir que sabía quién era yo. Y no tenía miedo de mí, quería que la protegiera.

- Lo malo es que estoy volviéndome loca, tengo alucinaciones y son demasiado reales. Hasta pienso que tú no eres real – dijo cayéndole lagrimas. Pensaba que se estaba volviendo loca, y tenía miedo que no fuera real. ¿Quería que yo fuera real?

- No estás loca, soy real – Alice tosió detrás mío -bueno, somos reales y no tienes por qué tener miedo.

La chica parecía más tranquila. Edward le dijo que sus amigas estaban preocupadas porque hacía mucho rato que se había ido. Ella se fue a buscarlas.

No podía ser que se fuera mi ángel, no podía ser que se fuera mi vida después de tanto tiempo estando muerto. No lo podía permitir, no quería volver a ser un zombi ahora que acababa de conocer un motivo para seguir viviendo. Fui detrás de ella y le cogí del brazo, ella se giró y me dijo que si quería la podía acompañar a buscarlas, una gran sonrisa salió por mi boca espontáneamente, sin ser fingida, como no había hecho desde hace mucho tiempo. Me cogió de la mano y empezamos a caminar entre medio del bullicio. La chica –la cual todavía no sabía su nombre- no podía pasar entre la gente, estaba estresada. Me puse primero y puse cara intimidante para que se apartara la gente y nos dejaran pasar. La gente sentía mi presencia y se apartaban, llegamos sin esfuerzos al otro extremo de la discoteca donde dijo Edward que se encontraban sus amigas. Con cara incrédula miró por donde habíamos venido, le parecía imposible que hubiéramos llegado. Comencé a reírme a carcajadas, me hacía mucha gracia su reacción. Ella me describió como eran sus amigas, enseguida las encontré. Fuimos donde estaban y me presentó a ellas; antes que ella dijera mi nombre verdadero, me presenté a sus amigas diciéndoles el nombre que utilizaba actualmente. Sus amigas estaban preocupadas porque no sabía dónde estaba y, una vez que vieron que estaba bien, se fueron dejándonos solos. Feliz, estaba feliz, ya no me acordaba lo que era sentirse así. Tenía a una chica preciosa a mi lado, su mano era tan suave. De nuevo, estaba imprimado, no sabía que esto me podía volver a ocurrir. Quería saber el nombre de mi salvadora.

- Creo que un buen comienzo sería saber tú nombre – le pregunte a mi ángel.

- Lluna, me llamo Lluna. – Me respondió, era el nombre más hermoso que jamás había escuchado. Ahora quería saber de verdad si conocía quién era yo.

- Bonito nombre, Lluna,-me agaché y le hablé al oído para que nadie nos escuchara, aunque era difícil esto, la música sonaba muy fuerte- tú puedes llamarme por mi nombre.

- Tú has dicho a mis amigas que te llamabas Jackson. – Dijo tímida.

- Ese es el nombre que pone en mi documentación ahora. Es una larga historia. –Una muy larga -Tú sabes cuál es mi nombre, ¿verdad? –Negó tímidamente con la cabeza-Oh, vamos, no me puedes engañar. Cuando nos hemos conocido me has dicho que hiciera desaparecer a los vampiros. Si sabes quién son ellos, tienes que saber quién soy yo.- Negó con la cabeza y desvió su mirada de la mía, estaba avergonzada. Quería que dijera mi nombre; si ella sabía quién era yo, todo sería más fácil de explicar algún día- Desearía que lo dijeras tú. Quiero oírlo con esa preciosa voz que tienes. Todo sería más sencillo.

Me indicó que me agachara, pude ver como sus mejillas estaban sonrojadas y al oído dijo mi nombre. La abracé con alegría, aún sabiendo quien era yo, ella seguía a mi lado y contenta. Una chica valiente.

- Para creerme toda esta historia, creo que deberías contestarme a unas preguntas.- Me dijo.

Al decirme esto, me acordé de la persona que había estado intentando borrar de mi cabeza y de mi corazón sin resultado. La única vez que me había olvidado de ella había sido ahora, cuando había conocido a Lluna. No quería pensar en eso, quería sentirme como estaba sintiéndome ahora, como hacía tanto tiempo que ya no recordaba. Volvía a ser Jacob, el licántropo; Jacob zombi, había desaparecido.

- ¿Podemos dejar las preguntas para otro día? Tengo ganas de vivir un poco de normalidad, hace mucho tiempo que no disfruto de ella.

- Pues va ser un poco difícil hacer algo normal teniéndote a mi lado, pero lo podemos intentar.

- Perfecto, intentarlo me parece buena idea. ¿Qué hacemos? – Ya no me acordaba que se hacía cuando uno era normal.

- Estamos en una discoteca y lo que la gente normal hace es bailar.

Cierto, en una discoteca se baila, pero hacía muchísimo tiempo que no bailaba. Ella me llevó a un extremo de la discoteca y comenzamos a bailar. En mi forma lobuna, podía ser muy habilidoso; en temas mecánicos, era un experto pero, en el baile, era un patoso y así se lo demostré pisándola, liando nuestros brazos, tropezándonos… Pero ella... ella era una experta bailarina, se movía muy bien y estaba volviéndome loco cuando movía sus caderas, cuando la hacía girar y su pelo largo volaba por el aire y me enviaba su perfume. Me hacía sentir como un hombre, un hombre que se había estado reprimiendo mucho tiempo, me volvía loco cuando la cogía de la cintura y se arrimaba a mi cuerpo. Estábamos pasándonoslo muy bien hasta que llegó Edward y me dijo que nos teníamos que ir porque había gente que estaba sospechando de ellos. Yo no me quería ir, quería estar con ella, no quería irme y volver a ser el que había estado siendo hasta ahora. Edward me tranquilizó diciéndome que pronto la volvería a ver.

Con gran pesar me despedí de ella, me dolía muchísimo tener que irme ya y sin ella. Antes de irnos, Edward le advirtió sobre guardar nuestro secreto, me cogió del brazo y me arrastró a la salida. Lluna me cogió con las manos la cara y me hizo prometerle que la volvería a ver. Claro que la volvería a ver.

- Te prometo que, muy pronto, nos volveremos a ver, si no es así… prefiero no pensar en eso, duele sólo de pensarlo.

- ¿Sabrás encontrarme?- La abracé, olí el perfume de su cabello y lo guardé en mi memoria.

- Sin duda alguna, te encontraré.

Le besé su suave frente y me fui con Edward. De camino a la salida no paraba de darme la vuelta para verla, en su cara pude observar cómo se mezclaban la alegría y la tristeza. Mi cara seguramente también expresaría lo mismo. Alegría por haber encontrado a la persona que me había despertado de mi pesadilla, tristeza porque nos separábamos, alegría porque sabía que la volvería a ver. Fuimos a los coches, Bella, Alice y Jasper estaban apoyados en el coche con una gran sonrisa.

- Te dije que te arrepentirías sino venías esta noche.- Alice, ¿es que siempre tenía que tener razón?

- Me alegro de volver a verte sonreír – Dijo Bella abrazándome.

- No puedo creer que me haya pasado esto, me siento tan… vivo.- No sabía explicar cómo me sentía.

- Me alegro que te sientas así, amigo – Dijo Edward dándome un golpe en el hombro.- No te merecías el dolor que has estado pasando.

“Gracias, Edward, por todo” le dije en mi mente.

- Chicos, dentro de poco comenzará a salir el sol, nos tenemos que ir. – Dijo Jasper entrando en el coche.

¿Ya nos íbamos?, Lluna estaba dentro de la discoteca y había mucha gente que le podría hacer daño, los chicos estaban muy borrachos y podían pasar por sus mentes ideas poco dignas, mis manos comenzaron a temblar con sólo pensar la idea que le hicieran daño a Lluna.

- Iros vosotros, yo me quedo, quiero saber si Lluna llega bien a su casa, así también sabré donde vive.


Los Cullen asintieron y se fueron, yo me quedé dentro del coche esperando a que saliera. Los minutos se me hicieron eternos hasta que la volví a ver. Una de sus amigas se despidió de ella y se fue por un camino diferente. Se metieron en un coche gris que conducía una de sus amigas, Laura me parece que se llamaba la conductora. Arranqué el coche y las seguí en la distancia. Primero dejaron a Nury en casa, la acompañaron dentro, su amiga estaba un poco mareada por los efectos del alcohol por como se tambaleaba. Después, volvieron a entrar en el coche y se fueron. Volví a seguirlas, el coche se paró en una calle de un solo sentido con casas unifamiliares. Lluna se despidió de su amiga y se metió en una casa, allí vivía ella. Cuando su amiga se fue, aparqué el coche justo enfrente de su casa. Me quedé escuchando lo que hacía. Subió por unas escaleras, abrió una puerta, vi como se iluminaba una habitación, abrió otra puerta y escuché como dejaba correr el agua, cerró el grifo. A través de las cortinas, vi su silueta, esa era su habitación; entre sombras, vi como se quitaba la ropa y se ponía otra, seguramente el pijama. Me estaba excitando con sólo imaginarme su cuerpo desnudo, parecía un voyeur. Gracias a todo que apagó la luz y dejé de ver su silueta y de fantasear. Sentí como su respiración se iba calmando hasta entrar en un profundo sueño. Me quedé un rato más mirando la ventana, deseaba estar con ella otra vez, estaba tan cerca, podía hasta olerla. Su ventana me llamaba, tentándome abrirla pero descarté esa idea de la cabeza, con Lluna, las cosas tenían que ir despacio, no quería que se sintiera presionada por mi desesperación y el deseo que sentía de tenerla juntó a mí.

Arranqué el coche y fui a casa, me esperaban 8 vampiros impacientes por escuchar la historia, incluso Rosalie estaba interesada. Después de contarles mi noche con Lluna y cómo me sentía de bien y feliz, le pregunté a Alice cómo había sabido lo de Lluna.
- Hace unas semanas, tuve una visión de Bella donde aparecía una chica humana haciendo amistades con ella. Seguí indagando la visión y cada vez la veía más borrosa, se parecía mucho a las que tenía de Bella cuando estaba contigo. Eso sólo quería decir una cosa, la chica de las visiones estaba relacionada contigo. Edward y yo comenzamos a investigar quién podía ser esa chica hasta que encontramos las pistas necesarias para encontrar su paradero.

- ¿Por eso nos mudamos aquí?, ¿por ella?

- No, por ella, no; por ti, Jake. – Contestó Bella con una leve sonrisa.

- ¿Cómo sabía ella quién era yo y quién erais vosotros? –Edward me contestó a esto.
- Queríamos que se comenzara a familiarizar en este mundo, ella sólo nos conoce como unos personajes de una novela juvenil, aunque lo que conseguimos fue asustarla. -Habían asustado a Lluna, me enfadé muchísimo con Edward y Alice con sólo pensar la idea que la hirieran...

- Tranquilo, Jacob, no le hicimos nada, nos dejamos ver en ciertas ocasiones y ella comenzó atar cabos, pensaba que se estaba volviendo loca, bueno, eso creo.

- ¿Crees? Yo también me hubiera vuelto loco si comenzara a ver personajes de ficción en mi vida real.

- Digo creo porque no puedo leer bien sus pensamientos. –Fastídiate, eso por habérselo hecho pasar mal.

Me explicaron como habían hecho pensar a Lluna la idea que éramos reales, pobrecita, seguro que lo debió pasar fatal. Fui al bosque, quería correr libremente y pensar en Lluna en soledad. Me trasformé y comencé a correr como hacía tiempo que no corría. Me sentía libre sin esas cuerdas rotas flotando a mí alrededor. Ahora las cuerdas estaban atadas fuertemente a Lluna, ahora me sentía vivo, tenía un motivo. Fui otra vez al lago que había descubierto. A la luz de la luna era precioso pero, con la luz del sol, se veía todo diferente pero igual de hermoso. Toda la vegetación que había alrededor del lago se reflejaba en el agua. El sol estaba justo encima, la luz se reflejaba dando más luz al valle. Al ver mi reflejo en el agua me entraron ganas de probar una cosa, salí de fase y me miré en ella. El hombre que estaba viendo era muy diferente al que vi ayer. El de hoy tenía una gran sonrisa y unos ojos llenos de vida y alegría, incluso era atractivo. Comencé hacer posturitas de culturista, tenía unos grandes bíceps y fuertes abdominales. Olí cerca una fragancia familiar, la de Bella, desaté mis pantalones del tobillo y me los puse a la velocidad del rayo. Bella ya me había visto muchas veces desnudo; cuando entraba en fase en algún momento que no me podía controlar y luego, al volver a mi cuerpo humano, no tenía ropa porque la había hecho a tiras cuando me transformé y no habían prendas de emergencia. No me daba vergüenza que me viera desnudo pero, igualmente, no es de educación ni agradable que tu mejor amiga de vea en bolas.

- Jake, Esme me ha dicho que en media hora la comida estará lista. Que sepas que ya me estoy cansando, parezco una camarera de un restaurante informando a sus clientes.

- ¡Oye!, que yo te aviso de los sitios donde puedes encontrar alimento.

- Somos los dos camareros, podríamos montar un restaurante, lo llamaríamos Macvampirolicántropos. –Comenzamos a destornillarnos, aunque la mirada de Bella se veía bien triste.

- ¿Bella, estás bien?, hace días que te noto muy extraña.

- No me pasa nada, Jake.

- No empieces como esta noche en el coche. Bella sabes que estoy aquí para lo que quieras.

- Estabas aquí hasta ahora, ahora que tienes a tu imprenta te irás.

- No me voy a ir, compartiré el tiempo con las dos. Bella te debo mucho, has estado conmigo en todo momento, yo sólo te lo podía agradecer no haciéndote sufrir más con mis ideas de suicida. Pero ahora que estoy más feliz que nunca, que sepas que vas a tener todo mi apoyo, y voy hacer todo lo posible para vuelvas a ser la Bella feliz que fuiste un día.

- Sabes que eso es imposible.

- Pues la mitad seguro que lo consigo.

- Lo intentarás hasta que tengamos que mudarnos y tú te quedes con Lluna.

- Para eso todavía queda mucho tiempo, no pensemos en eso. –No quería que Bella pensara eso, ni yo tampoco. No me imaginaba mi vida lejos de ella ahora que era feliz-¿Qué piensas de Lluna?- Le dije cambiando la conversación.

- Por lo que me ha contado Alice y Edward parece una buena chica y, por lo que he visto, es muy guapa.

- Te confundes, es preciosa, es más que eso. Cuéntame lo que te ha dicho tu marido y la duende.

- No te lo voy a decir, lo tendrás que comprobar por ti mismo. – Conocer a Lluna, me gustaba mucho esa idea. Pero, ¿cuándo se supone que la tengo que ver?, no sabía que había que hacer para pedirle una cita; tenía que esperar unos días, esta tarde, mañana… Y ni siquiera le pedí el número de teléfono para preguntarle, tendría que ir a su casa. Esto iba a ser raro, ni siquiera me dio su dirección. Pero yo quería estar con ella ya, la quería conocer, quería saber todo de ella.

- ¿Suena un poco desesperado que vaya ahora a verla?

- Un poco pero, si yo fuera ella, estaría ansiosa por conocer al chico tan guapo que había conocido ayer.

Le di un beso en la mejilla, su mirada estaba igual de triste.

- Bella, sabes que donde tú vayas yo te voy a seguir. Tengo el propósito de hacerte feliz, y sabes que soy muy cabezota, hasta que no lo consigo, no paro.

- Cabezota y mucho, -dijo dándome un manotazo en la cabeza- anda, vete, que estarás ansioso por verla. Se me olvidaba, si quieres entrar en su casa le tienes que llevar un ramo de violetas, sino, no te va a dejar entrar.- Comenzó a reírse.

- No entiendo nada, ya me lo contarás en otro momento, estoy impaciente por ver a Lluna y conocerla. Dile a Esme que me guarde la comida para esta noche. Te quiero.


2 comentarios:

  1. Hola wapa!!
    primero de todo, decirte q espero q te lo pases muy bien este fin de semana en esa casita perdida de la cobertura!! xDD
    y después.. ooooo!! :O! con la boca abierta me kede cuando leí lo de Nessi.. que fort!!
    pero gracias a eso, Lluna encontró a Jacob, no?? jijiji
    me encantó el capítulo, de verdad de la buena. Ahora entiendo muuuuuchas cosas xDD
    cada vez me gusta más esta historia :)
    q ganas q llegué el lunes para poder leer el próximo capi
    Nos leemos!!
    Un besitoooooo
    Testimuuuuu^^

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  2. me ha encantado. estoy sin palabras. escribes genial y tienes mucho talento. sigue asi, no cambies nunca.

    vampiresa

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