martes, 22 de febrero de 2011

13. El adiós

Jacob siguió un buen rato en pie, inmóvil, absorto en sus propios pensamientos. Sus manos comenzaron a temblar, yo no quería que se transformara; me dijo que, si pasaba esto, se iría a buscar a los Cullen para que me fueran a buscar, yo no quería que se fuera. Deseaba saber la verdad de Jacob, moría de curiosidad, pero más moría de dolor al verlo sufrir de aquella manera. Jacob no paraba de convulsionar, cerraba fuertemente los puños y los ojos para calmarse, pero no lo conseguía, quería ayudarle. Me levanté de la piedra dónde me había dejado sentada y me acerqué a paso lento a Jacob. Cuando estuve en frente, le cogí sus manos temblorosas que las tenía en los costados y las entrelacé con las mías, dejándolas en mi pecho. Quería que notara que estaba a su lado, que lo apoyaba. Se llevó mis manos a la cara y absorbió el aroma de ellas. Cuando pasó un tiempo y sus manos dejaron de temblar, soltó mis muñecas con suavidad y abrió los ojos, cautivándome con una mirada nostálgica que no pude comprender. Por sus ojos comenzaron a salir lágrimas, me puse de puntillas y besé su mejilla. Con mis labios limpié sus lágrimas saladas, que se juntaron con las mías haciendo que mi boca se quedara con un sabor amargo. Apoyó sus manos en mis caderas y me acercó más a su cuerpo. Respiraba muy rápido. Se inclinó para llegar a mis labios, estábamos a punto de fundirnos en un beso cuando sus manos comenzaron de nuevo a temblar fuertemente en mis caderas. No sabía qué hacer, quería ayudarlo para que se encontrara mejor pero, a la vez, estaba muy asustada por sus convulsiones; si se transformara en lobo en estos instantes, no sabría cómo tendría que reaccionar y, con los nervios que estaba pasando en estos momentos, seguramente actuaría de una forma que no le haría sentir bien. Confundida y asustada retrocedí un paso, Jacob convulsionó más fuerte, mordía sus labios con cara de dolor, parecía que en cualquier momento su cuerpo explotaría, en cualquier momento entraría en fase. Muerta de miedo le di la espalda. Me sobresalté cuando sentí que me agarraba fuerte por la cintura con sus manos temblorosas; dejó caer su cabeza en mi espalda, sus convulsiones hacían vibrar todo mi cuerpo, o quizás era yo a causa del miedo que estaba pasando.

- Lluna, por favor, no te vayas todavía, no te vayas. – Dijo entre llantos en mi espalda.


Sus lágrimas calaban en mi camiseta, atravesando mi piel y yendo directas a mi corazón. El dolor que sentí en ese momento superaba mil veces al miedo. Giré para mirar a Jacob, al quitar el soporte que hacía mi espalda, Jacob se tambaleó y casi cae al suelo, pude sujetarlo por debajo de sus brazos. Soportando casi todo su cuerpo, pude llevarlo al pedrusco dónde el antes me había dejado sentada. Me agaché a su altura y le levanté la cabeza para mirarlo a los ojos, tenía una mirada tan llena de lágrimas que estranguló mi corazón, no podía respirar del dolor que sentía. Tuve que obligarme a coger aire para poder hablar, aunque no me salían las palabras.

- Jacob, cuéntame qué te pasa, quiero ayudarte, pero no sé cómo. – Le dije intentando que mi voz fuera lo más entendible posible.

Jacob me apretó a su cuerpo, abrazándome por encima de la cintura, y dejó su cabeza apoyada en mi estomago, cogió una bocanada de aire bien grande antes de comenzar a hablar.

- Quedemos un rato en silencio, sólo necesito eso.

Pasaron los minutos, la noche cayó encima de nosotros. Sólo la luna que nos iluminaba fue testigo de cómo Jacob y yo nos fundimos en un abrazo irrompible. Nuestras respiraciones se fueron relajando. Las manos de Jacob seguían temblando en mi espalda, pero menos que antes.

- No sé por dónde empezar. – Dijo Jacob en un susurro. Habíamos venido aquí para que me diera respuestas, para resolver mis dudas. Ahora lo que menos me importaba era eso.

- Quiero saber porque estas así, me tienes muy preocupada. Quiero ayudarte.

- El porqué estoy así no es un buen principio. – Dijo. Parecía que le estaban estrangulando la garganta y no le dejaran salir las palabras.

- ¿Y cuál es el principio? – Le pregunté para que el tomara las riendas de la conversación.

- No lo sé – Dijo soltando una risa amarga con el aire y negando la cabeza que seguía apoyada en mí estomago.

Él, aunque parecía todo lo contrario, me había traído hasta aquí para resolver mis dudas. Y tenía muchas preguntas para ser aclaradas y solucionar el cacao mental que tenía en este momento.

- ¿Todo lo que he leído en los libros es cierto?

- Sí –Dijo con voz apagada.

- Pues creo que un buen comienzo sería explicarme cómo una novela de ficción se ha convertido en realidad.

- Ese tampoco es buen comienzo.

El propósito de Jacob de contarme la verdad no estaba yendo por buen camino. El no quería contarme nada, y yo, no le quería obligar viendo en el estado en que se encontraba. Jacob soltó sus brazos de mi espalda, me cogió de las manos y me invitó que me sentara a su lado. Cuando pude mirarlo a la cara sus ojos estaban hinchados y apagados. Cogió mi mano y la besó poniendo una mueca de dolor en la cara que me preocupó muchísimo. Esquivó mi mirada preocupada y fijó sus ojos en la luna, como esperando de nuevo otra señal que le diera permiso para seguir hablando.

- Empezaré contándote por dónde te quedaste de la historia. Como te he dicho antes, todo lo que has leído es cierto. La continuación de la historia es en lo que me he convertido. – Dijo con voz apagada. Se levantó de mi lado y dándome la espalda continuó hablando. – El mundo dónde has crecido no es cierto, hay muchísimas cosas que desconoces, desconocemos, y nunca nos serán reveladas. Después de Amanecer pasé los dos años más felices de mi vida. Estaba feliz con la vida que llevaba: estudiaba mecánica, trabajaba como ayudante en un pequeño taller que abrieron en la Push, mi manada y la de Sam se llevaban bien y los Cullen se habían mudado no muy lejos, permitiéndome hacer visitas dos o tres veces a la semana a Bella y a Nessie. Mi pequeña niña. No te puedes hacer ni idea de lo preciosa que era, con su pequeño cuerpo, su largo pelo cobrizo ondulado y una cara celestial y mirada de ángel. Las mejillas siempre las tenía sonrosadas, hiciera frío o no. Por esa niñita hacía cualquier cosa para que fuera feliz; correteábamos por el bosque, jugamos, le contaba para dormir las historias de los Quileutes que tanto le gustaban… Todo iba bien, vivía el presente, no me preocupaba del futuro, ya me preocuparía de los problemas cuando llegara el momento. Y llegaron, llegaron demasiado pronto. Cuando Nessie cumplió los 4 años de vida todo cambió. Su cuerpo crecía muy rápido, parecía que tuviera unos 13 años. A ella cada vez le era más difícil controlar su sed, la comida humana no le gustaba y la sangre de animal no le satisfacía lo suficiente. Sin que le gustara la idea a la familia Cullen, comenzó a beber esporádicamente sangre donada de humanos que podía conseguir Carlisle pero, pronto, sus dosis comenzaron aumentar y Carlisle no podía comprar toda la sangre que le pedía, así que… Te puedes imaginar de que otra manera conseguía sangre humana, no, mejor no te la imagines.

El cuerpo de Jacob se estremeció al contarme eso. No me podía creer lo que me estaba contando. Sintiendo miedo al pensar que vampiros sedientos estaban merodeando por el mundo, me estremecí y fui a buscar protección al lado de Jacob. Le abracé por la espalda, sentía que a su lado nada ni nadie podría hacerme daño. Mi abrazo le dio coraje y siguió hablando.

- Cada vez que sabía que Nessie había ido a cazar me ponía los pelos de punta, Bella muchas veces me ocultaba lo que estaba sucediendo, pero muchas otras me las contaba para desahogarse. Nadie de la familia Cullen estaban conforme con el estilo de vida que estaba llevando Nessie. Pero no hacían nada para impedir esto. La dejaban actuar pensando que, algún día, se daría cuenta de lo qué estaba haciendo y dejaría de alimentarse de esa manera. Pero ocurrió todo lo contrario. – Jacob volvía a temblar como antes; cuando recordaba esos momentos, él se sentía mal, y yo, no quería eso.

- Jacob, no hace falta que me expliques nada más, no quie…

- ¡SÍ, SÍ QUE HACE FALTA! – Dijo en un grito, me hizo retroceder y sentarme de golpe en la piedra. Jacob puso las manos en su pecho, escondiéndome sus temblores. – No quiero contarte nada más, te juro que no quiero, pero es necesario que sepas todo.- Cogió aire y siguió hablando- Según Nessie se fue haciendo más adicta a su dieta, yo me iba alejando, no podía estar cerca de una persona que escupía en el sentido de mi existencia. Los licántropos tenemos que proteger a los humanos de los vampiros y yo, con Nessie, estaba haciendo la vista gorda, pero llegó un punto en que no pude aguantar más y me alejé de ella y de toda la familia Cullen. – Jacob se calló de golpe.

- Debió de ser muy duro para ti. – Le dije para que continuara hablando, quería saber que había ocurrido con Nessie y con Jacob.

- Ni te puedes hacer una idea de lo duro que fue para mí dejar a mi imprimación. Cada día que pasaba, me sentía más alejado de ella, las cuerdas que me unían a Nessie cada vez eran más débiles, hilo a hilo se iban rompiendo, dejando sólo pequeñas cuerdas. Bella venía a menudo a contarme cómo iban las cosas y cada día iban a peor. Los Vulturis se enteraron de la nueva dieta de Nessie y se aprovecharon de eso. Cada poco tiempo, con la escusa de ver de cerca la evolución de ella, pasaban hacer visitas. Los Vulturis influyeron mucho en Nessie. La familia Cullen no sabía qué hacer para cambiar los hábitos de Nessie y con cada visita que hacían los Vulturis influían más en ella. Hasta que llegó un día en que Nessie decidió irse con los vampiros que comprendían su estilo de vida, ella se marchó a Italia rompiendo todos los débiles hilos que me unían a ella.

- ¿Renesme se fue? – Tapé mi boca en cuanto me di cuenta de lo que le había preguntado. Nunca me imaginé que la historia continuara así. Jacob no contestó. No sabía cómo se encontraba, me daba la espalda y no podía ver su cara. – Lo siento – Conseguí articular.

- ¿Cómo iba a seguir con ella?, ¿por qué iba a luchar por alguien que pisoteaba lo que yo era? – Dijo Jacob girándose. No pude reconocer su expresión, jamás lo había visto así. Su cara no mostraba expresión ninguna. Hablaba sin sentimientos, como alguien que está hablando del tiempo. – Su familia no luchó por ella, decían que no la iban a obligar a llevar un estilo de vida en dónde ella no se sintiera a gusto. ¿Por qué y para que iba yo a luchar?

- Porque la amabas. – Le contesté a sus preguntas.

- No, yo no la amaba, ahora estoy seguro de eso. Por mi imprimación haría cualquier cosa, cualquier cosa. Pero luchar con una sanguijuela arrebatadora de vidas, eso sí que no. –Jacob tenía la misma cara sin emoción ninguna, volvió a girar dándome la espalda- Las cosas ya iban mal hasta este punto, pensaba que no podían ir a peor, pero me equivocaba. Cuando se fue, me quedé vacío y solitario. Me alejé de Bella y de todo lo relacionado con la familia Cullen, ellos se mudaron lejos y yo seguí intentando sobrevivir. Rompimos todos los lazos que nos unían. Bella estaba muy deprimida con la ida de Nessie, pero yo no podía apoyarla, verla me recordaba el pasado y quería olvidarlo. A los dos años de la ida de Nessie, mi padre, Billy, la única razón por el cual seguía viviendo se puso enfermo y murió. Ya no tenía ninguna razón para seguir en este mundo y decidí dejarlo.

De sólo pensar en que Jacob había intentado quitarse la vida me quedé sin respiración, no podía imaginarme un mundo dónde él no estuviera. No podía respirar, un dolor insoportable me lo impedía. Jacob, alarmado por mis intentos fallidos de coger aire, vino hacia mí y me tumbó en la fría roca; abrió mis cuerdas vocales, echando la cabeza hacia atrás, y comenzó a insuflarme aire de su boca. Cuando por fin mis pulmones se llenaron de aire y me encontré con fuerzas, di tal empujón a Jacob que lo dejé tumbado en la roca y me puse encima de él.

- ¡Nunca, nunca jamás vuelvas a tener esas estúpidas ideas de quitarte la vida! ¿Me has oído? ¡NUNCA! – Le dije gritando y dándole un manotazo en el pecho acompañado de las lágrimas que salían en forma de cascada. Jacob cogió mi mano y la puso en su corazón.

- No lo volveré hacer, le hice esa promesa a Bella hace mucho tiempo. Es lo mínimo que puedo hacer por ella. Y esa promesa también te la hago a ti. – Sus ojos no mentían, me tumbé en su pecho. Escuchando los latidos de su corazón me fui relajando.

- ¿Qué pasó después que intentaras…? –No podía decir la palabra, con sólo pensarla volvía a sentir el mismo dolor que antes.

- Después de mis intentos fallidos de quitarme la vida, casi lo consigo desangrado cuando me hice un corte lo suficientemente hondo en el pecho. Pero la familia Cullen habían venido a hablar conmigo y, alarmados por el tufo a sangre que venía del bosque, me encontraron y Carlisle curó mis heridas. –Un nudo se hizo en mi garganta al imaginarme a Jacob en esa situación. Gracias a la acción de los Cullen, Jacob seguía vivo.- Me desperté muy débil en la antigua casa de los Cullen, en Forks, y pasaron dos semanas hasta que me recuperé. Bella no se separó de mi en todo momento, toda la familia Cullen me ofreció sus cuidados. Ella estaba furiosa conmigo por lo que había intentado hacer pero, aún así, siguió conmigo. Habían venido para contarme el plan que tenían los Vulturis de separar a la familia Cullen. Publicarían un libro dónde explicarían todas las historias ocurridas con Bella, los Cullen, mi manada, los Vulturis… Bueno ya sabes de qué van los libros. El propósito era separar a los Cullen o que se unieran a ellos.

- No entiendo la intención que tenían haciendo esto. – Jacob me hizo a un lado y se volvió a poner en pie, dándome la espalda, impidiendo ver su cara.

- Si los humanos sospecharan que los vampiros son reales, los Vulturis lo sabrían e irían a destruir a quien se hubiera saltado las normas.

- Pero los Vulturis han saltado esa regla publicando una saga con esas historias. Ellos también deberían ser aniquilados. – Jacob soltó una risa seca.

- Ya me gustaría que pasara eso. Pero los Vulturis son quienes hacen, deshacen e imponen las leyes como les da la gana y, los demás, las tenemos que acatar.

- ¿Y qué tienen los Vulturis en contra de los Cullen?

- El clan de los Cullen cada vez se estaba haciendo más fuerte. Los Vulturis tenían miedo que se revelaran y le quitaran su puesto. Están interesados en varios dones que hay en la Familia Cullen. Ya tienen en su lista a una, los demás es cuestión de tiempo que se unan aunque, de momento, desechan esa idea. Después que Carlisle diera el alta de mis heridas, Bella me contó el plan que tenían para escapar de los Vulturis. Estarían mudándose arriba y abajo, cuando los humanos comenzaran a sospechar, huirían a otra parte y, así, hasta que la moda de Crepúsculo haya pasado. En esos momentos Bella estaba desecha y, después de ver lo que yo había intentado hacer, estaba peor. Me sentía fatal por mi amiga, quería ayudarla, pero no sabía cómo. El día antes que los Cullen empezaran su huída, Edward me contó que Bella estaba pensando unirse a los Vulturis, no soportaba la idea que su hija estuviera rodeada de esos indeseables, yo era el único motivo, “según Edward” ,para que Bella desechara esa idea de su cabeza. No soportaba la idea de imaginarme a ella con los ojos inyectados de sangre y vistiendo túnicas con los Vulturis. Si Bella se iba, toda la familia Cullen la seguiría. Yo era la solución para que esto no ocurriera, así que, desde entonces estoy con los Cullen en su huída.

Quedé estática en el sitio procesando toda la información. Jacob, de nuevo, comenzó a temblar, volví a sentir esa presión en el pecho, pero no era miedo por sus convulsiones, era una sensación extraña, mi cuerpo había reaccionado así al escuchar toda esa historia. Comencé a temblar imaginándome que unos seres tan malignos existían de verdad. Jacob se acercó a mí a paso veloz cuando escuchó mis dientes castañear. Me cogió las manos que las tenía rígidas y las pegó a su pecho, igual que hizo con mi cara.

- ¡Lluna, estás tiritando de frío! Te voy a llevar inmediatamente a casa, estás helada.
Jacob me cogió en brazos, enrollé mis piernas a su cintura y mis brazos en su espalda y apoyé la cabeza entre su pecho y su cuello. A paso veloz, comenzó atravesar el bosque oscuro. Frotaba mi espalda para que entrara en calor pero mi cuerpo seguía sin reaccionar a cualquier estimulo, seguía sin poder hablar por culpa del frío que me había calado hasta los huesos y en el fondo del corazón.
Llegamos al coche, Jacob enchufó al máximo la calefacción pero mi cuerpo notó más el frío cuando Jacob se fue a su asiento y comenzó a conducir dirección a casa. Cerré los ojos y me apoyé en el hombro de Jacob, sintiendo su calor me tranquilicé. Creo que me dormí, porque cuando abrí los ojos Jacob estaba aparcado en la puerta de casa. Me ayudó a salir del coche, mis músculos seguían entumecidos. Volví a ver esa mirada extraña en Jacob, sus ojos no expresaban nada más que oscuridad.
La historia de Jacob era muy triste, le quería hacer olvidar su pasado, para que, por fin, pudiera ser feliz. Jacob cerró los ojos y le comenzaron a caer lágrimas, recordar su pasado le debía de doler muchísimo. Quería que sintiera que me encontraba con él y que le apoyaba. Puse mis manos detrás de su nuca, me alcé de puntillas para besar sus labios. Jacob en un movimiento brusco me rechazó, quedé parada; yo sólo le quería ayudar y parecía todo lo contrario. Comenzaron a correr lágrimas de impotencia por mis mejillas. Jacob al verme, comenzó a respirar muy rápido, su cuerpo comenzó a temblar muchísimo, más que antes, las convulsiones cada vez iban a peor. Si no se tranquilizaba, entraría en fase en cualquier momento, y la entrada de mi casa no era un sitio adecuado.

- Jacob, Jacob, por favor tranquilízate, no puedes hacer esto aquí. – Dije zarandeando a Jacob que estaba en trance por los hombros.

- Lluuuu…naaa, sácaamee dee aquí, no pppp….uuuedddo aguuantt..ar más. – Logró articular.

Las convulsiones cada vez iban a peor, no sabía cómo pararlas. Abrí la puerta del garaje y, de un estirón del brazo, metí a Jacob en él. Hoy, por suerte, mis padres llegaban más tarde a casa. Cerré la puerta del garaje, no veía nada más que oscuridad.

- ¡LLUNA, SAL DE AQUÍ YA! –Dijo en un grito autoritario imposible de ignorar.
Con gran dolor en mi pecho, dejé a Jacob solo en el garaje, buscando la salida que daba al interior de la casa a ciegas. Cuando la encontré, la abrí y entró un poco de iluminación que me permitió ver la imagen de Jacob tirado en el suelo revolcándose de dolor.

- ¡SAAAAAAAAAAALLLLLL! – Dijo gritando a todo pulmón.

Cerré la puerta de golpe. Dentro del garaje escuché cómo se desgarraban unas prendas de ropa; a continuación, escuché un gran aullido de dolor. Jacob se acababa de transformar en el garaje de mi casa y lloraba como si le estuvieran dando una paliza. Quise abrir la puerta pero la mano se quedó inmóvil en el picaporte, tenía miedo de lo que me iba a encontrar detrás de esa puerta. En la vida había sido cobarde, jamás, y hoy no iba a ser el día. Los lamentos comenzaron a descender de volumen. Me temblaba la mano en la maneta de la puerta, no sabía si abrir la puerta iba a ser lo correcto. La casa se quedó en silencio. A lo mejor Jacob necesitaba mi ayuda y yo estaba haciendo la imbécil esperando que viniera mi lado valeroso. Giré la maneta de la puerta y con los ojos cerrados abrí poco a poco la puerta.

- Lluna, cierra la puerta y déjame un momento a solas por favor. – Dijo con la respiración agitada.

Hice lo que me pidió sin pensar, quería que esta situación pasara lo más rápido posible. Quería ayudar a Jacob a solucionar todos sus problemas y conflictos del pasado. Fui al comedor y me dejé caer en el sofá. Estaba agotada de tantas emociones. Mi cuerpo seguía sin entrar en calor, me tapé con la manta. El dolor del pecho cada vez era mayor.

Al cabo de unos minutos, apareció Jacob vistiendo sólo un mono de trabajo que tenía mi padre en el garaje atado por la cintura, llevaba una bolsa de basura en la mano. Se paró enfrente de mí.

- Lluna, me tengo que ir. – Dijo con los ojos cerrados y las manos en puños.

- ¡No, no te vayas! -me levanté exaltada del sofá- Mis padres tardaran en venir, te puedes quedar un rato más.

- Lluna, me voy. – Respondió apretando los labios.

- Quédate, Jacob, por favor. – En su actitud vi algo que no me gustó nada- Abre los ojos Jacob, abre los ojos.

Quería que me mirara; cuando los abrió, el mundo me cayó encima y comprendí lo que querían decir sus palabras. Corté las pocas distancias que habían y me agarré a su cuerpo ardiente. Mi respiración iba igual de rápido que la suya.

- ¡No lo puedes decir en serio, no puedes, Jake, no me puedes dejar sola!

- Lo hago por tu bien, por tu seguridad. – Dijo dándome un fuerte abrazo y dejando salir grandes lágrimas- No quiero poner tu vida en peligro, no soportaría ver cómo te hacen sufrir.

Por mi garganta no salía ninguna palabra entendible, sólo sollozos. Jacob me cogió la cara con las dos manos. Cerré los ojos, no lo quería ver; si lo veía, todo esto sería demasiado real, imposible que mi corazón lo soportara.

- Lluna, abre los ojos. – Negué con la cabeza- Me tengo que marchar lejos de ti. Estar contigo te pone en peligro. Si los Vulturis se enteraran de toda la información que tienes te… te… - Jacob no podía seguir hablando, las lágrimas no se lo permitían.

- ¡Me da igual los Vulturis!, sólo quiero estar contigo. – Jacob se giró, quise darle la vuelta para que me mirara pero no lo hizo, comencé a darle puñetazos en la espalda. Sus lloros cada vez iban a más, como los míos. Comenzó a tambalearse y cayó al suelo. Lo hice presa con mis brazos y busqué su mirada que estaba perdida.

- Lluna, no me lo hagas más difícil. No me…. – Comenzó a llorar más fuerte en mi pecho.

- Jacob, te seguiré donde haga falta; donde vayas tú, yo estaré contigo. Huiremos de esos desgraciados.

- ¡No podemos huir, Lluna! Nos encontrarían y pondría tu vida y la de los Cullen en peligro, ¿¡no lo entiendes!?

- ¡No, no entiendo nada! ¿Por qué dos personas que se aman no pueden estar juntas?

- Porque eso sería peligroso.- Me hizo a un lado y se puso de pie tambaleándose- Adiós, Lluna –Dijo dando pasos hacia la salida.

No podía ser que todo se terminara así, no podía ser que se fuera, no podía ser que me dejara con todo este dolor. Fui corriendo detrás de él y lo alcancé antes que pudiera salir por la puerta. Lo giré y, sin preguntarle, me lancé a sus labios. Movíamos los labios como desesperados, quería que en este beso percibiera todo lo que yo sentía por él. A cambio, recibí punzadas de dolor en mi corazón, estaban cogiéndolo con un puño y haciendo presión. No me dejaba respirar, comencé a perder los sentidos, perdí el equilibrio por la falta de aire. Jacob me dejó sentada en el escalón de la entrada.

- Lluna, lo siento, pero no te puedes imaginar lo que estoy sufriendo. No me lo hagas más difícil por favor; por favor, te lo pido. - Apoyé la cabeza en la pared.
No podía ser que todo se terminara así.

- Quiero que sepas que todo esto lo hago por tu bien, por tu seguridad. Eres la persona que más amo en este mundo y que jamás he amado y amaré. Te recordaré siempre, siempre y no sólo porque eres mi imprimación. – Dijo dejando un suave beso en mis labios que envió mil demonios a mi corazón – Eres una chica fantástica, Lluna, espero que encuentres pronto la felicidad, porque así será la única forma que me hagas saber que todo este dolor que estoy sintiendo vale para algo. No me busques, no pienses en mí, olvídate de todo lo que ha pasado estos días, olvídate de todo. Por tu bien, por el mío, por el de los Cullen. Te quiero, Lluna.- Limpió las lágrimas de mi cara y salió corriendo cerrando la puerta.

No podía ser cierto, no podía ser cierto que me estuviera pasando esto. Mi cerebro me gritaba desesperadamente que saliera corriendo tras él pero mis piernas no me obedecían. Jacob se había ido para siempre, no, no. Borré esa idea de la cabeza, no podía ser. Obligué a mis piernas para que se pusieran en pie. Cuando conseguí estabilizarme, salí corriendo a la calle tropezando varias veces. Miré dónde había dejado el coche, pero ya no estaba. Dejé de respirar, no podía ser que esto estuviera sucediendo. Comencé a correr toda la calle, me recorrí dos veces la manzana, pero él no estaba, él ya no estaba, se había ido para siempre. Me dejé caer en la puerta del garaje. Unas luces me cegaron la vista, un coche se había parado enfrente. Quizá Jacob había vuelto a buscarme, como pude me puse en pie. Puse mi mano haciendo de visera en mis ojos para que me dejara ver. Un hombre, con paso cauteloso, se acercaba a mí.

- ¿Lluna? – Preguntó una voz masculina que bien conocía.

Cuando me reconoció vino corriendo y me abrazó. Dejé salir un llanto desconsolado que hacía rato que estaba aguantando en los hombros de mi padre.


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Hola a todas mis niñas, siento haberme retrasado hoy pero estoy súper liada. Voy de p… c…, estoy de mudanza y no paro. Este viernes dudo que pueda publicar y la semana que viene estaré en el nuevo piso y no creo que tenga internet así que… estaré unos días ajetreada y no tendré tiempo de escribir y por lo tanto no podré publicar. Lo siento mucho de verdad pero tengo muchísimas cosas que hacer; arreglar papeleo del piso, del paro, ayudas, exámenes, mudanza… ¡ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, que estrés!

Espero que os haya gustado este cap, lloré muchísimo cuando lo escribí; pobre Lluna, pobre Jacob.

Sí queréis dejarme vuestros blogs o mails en el comentario o me enviáis un mail y os avisó cuando vaya a publicar de nuevo. Espero que a final de la semana que viene toda my life esté más tranquila. ¡Dadme ánimos y fuerzas!

lagunanocturna@gmail.com

Saludos y muchos besazos Áuryn.

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6 comentarios:

  1. Uy q triste :( me dio tanta penita, q me senti como que me hubieran pateado... trata de no hacerlos resufri tranto ... aca esperando marcando la pared hasta q actualices.. felicidades muy buen capitulo...
    saludos
    Angeles

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  2. porque se a ido no la tenia que aver dejado a Lluna que ravia por lo visto se repite la historia mi blog es http://mundoatrayente.blogspot.com

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  3. hola nena!!
    que capitulo mas triste.. tengo ahora mismo un nudo en la garganta..
    dios pobre jake.. pobre lluna..
    estaré al pendiente de la próxima publicación, porq amo esta historia, escribes genial y cada vez stoy mas enganxada a tus letras xD
    espero q todo te vaya genial en estoso dias de estrés!! :)
    un besote enorme^^
    Testimuuuuuuuuuuu

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  4. este blog esta geniaal desde ya te sigo me encanta!!!!!!
    les dejo el mio http://theshadowhistorias.blogspot.com/
    pasen besooooos

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  5. Hola, Áuryn, estoy visitando espacios que suelo ver en los blogs de amigos, el tuyo aparece en uno de ellos. Me pareció muy bueno, así que voy a quedarme por aquí como seguidor.
    Si tienes ganas, te invito a pasar por el mío.
    Un saludo desde Argentina.
    Humberto.

    www.humbertodib.blogspot.com

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  6. ola mi niña. que precioso ha estado, que emotivo. pobre Lluna, no queria que se fuera el. Me encanta cuando le tiembla su cuerpo antes de transformarse, es magnífico, maravilloso. Me encanta Jacob

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